Miércoles, Abril 24, 2024
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¡Última hora!

“El sensacionalismo en las catástrofes naturales plantea cuestionamientos éticos profundos” Por Diego Palomo, Abogado y Académico de la Universidad de Talca.

En la era de la información instantánea, es frustrante constatar cómo los medios de comunicación continúan perpetuando un ciclo de sensacionalismo en medio de las catástrofes naturales. A pesar de los avances tecnológicos y las supuestas mejoras en los estándares periodísticos, parece que poco ha cambiado en la manera en que los medios explotan estas tragedias para sus propios beneficios. El aviso de “Última hora” debería ser sinónimo de información actualizada y veraz, pero en su lugar, a menudo se ha convertido en sinónimo de explotación insensible.

El papel crucial que los medios deberían desempeñar en situaciones de desastre a menudo se pierde en medio del frenesí adrenalínico por la primicia y la atención. En lugar de proporcionar una plataforma para la conciencia pública, la reflexión y la movilización positiva, los medios tienden a enfocarse en el morbo y la dramatización. Preguntas como “¿cómo se siente al perderlo todo?” pueden parecer empáticas a primera vista, pero en realidad son invasivas e impresentables. La explotación emocional no solo es irrespetuosa hacia las víctimas, sino que también compromete la integridad del periodismo en sí mismo.

La imagen de un periodista reporteando en medio del agua, a menudo con gestos dramáticos y emocionales, parece ser excesivo e innecesario. A pesar de la aparente intención de mostrar la gravedad de la situación, esto se convierte en una distracción puramente sensacionalista. Más allá de la ilustración visual, esta práctica aporta poco al entendimiento de los hechos y, en cambio, se convierte en un testimonio de narcisismo periodístico. La necesidad de ser el centro de atención durante una crisis trascendental solo demuestra la falta de enfoque en lo que realmente importa: brindar información valiosa y precisa.

El sensacionalismo en las catástrofes naturales plantea cuestionamientos éticos profundos. Los medios tienen la responsabilidad de informar y educar al público en momentos de crisis, proporcionando información que pueda salvar vidas y ofrecer orientación. Sin embargo, cuando se prioriza la exageración y la dramatización por encima de la veracidad y la relevancia, este papel central se ve comprometido. Es inquietante observar cómo algunos medios parecen haber olvidado su deber fundamental de servir al bienestar público.

En un mundo donde la información fluye constantemente y el público se enfrenta a una sobrecarga de datos (con mucha información falsa), es más importante que nunca que los medios de comunicación actúen como una fuente confiable de información precisa y contextualizada. El tratamiento de las catástrofes naturales no debería ser una oportunidad para aumentar las audiencias o para alimentar el ego de los periodistas, sino un recordatorio de la necesidad de una prensa responsable y comprometida.

El cambio en la labor de los medios en relación con las catástrofes naturales debe comenzar con un cambio en la mentalidad y los valores fundamentales. El sensacionalismo debe ceder paso a la empatía, la responsabilidad y la integridad periodística. Los medios, estoy convencido, tienen el potencial de desempeñar un papel vital en la sociedad al informar, educar y movilizar a las personas en momentos de necesidad. Es hora de que den un paso al frente y abracen esta responsabilidad en lugar de caer en estas prácticas sensacionalistas y éticamente cuestionables.

Diego Palomo

U. de Talca

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