Viernes, Abril 19, 2024
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Historia: percepciones del mundo

La abogada de la Universidad de Talca y especialista en Derecho de Familia, Ana Retamal, escribió una columna para El Centro en la que plantea una problemática para las y los historiadores: la invisibilización que sufren algunos segmentos de la sociedad a la hora de relatar la historia.

La historia es el fiel reflejo de nuestra existencia… a través de ella perviven en nuestra memoria los recuerdos, ya sean fugaces, efímeros, trascendentales – que dejan huella- o simplemente aquellos que queremos olvidar.

La historia es simplemente eso -hechos- que se conectan a través del tiempo; la historia desde antaño, se enseña de generación en generación y también en los establecimientos educacionales. Sin embargo, sólo se enseña desde un punto de vista de un autor determinado o desde la visión del relator… pero la historia es mucho más que la visión de una persona, es la visión de un mundo, de una serie de vivencias personales interrelacionadas o sucesos aislados, que marcan nuestra vida. Es así, como el hombre siempre ha tenido un papel preponderante en la historia, no obstante, se invisibiliza a las mujeres, esto consta reiteradamente en el tiempo, pues primeramente la mujer se dedicaba al cuidado de los hijos y el hogar e, incluso, dependía económicamente del pater familia. Posteriormente, la mujer comenzó a tener derechos civiles y políticos, así como un rol preponderante en la sociedad. A pesar de este progreso, las mujeres siempre han estado en una situación de desigualdad, discriminación, e incluso son miradas como el sexo débil.

En cuanto a experiencias personales, más de alguno ha observado en su vida cotidiana estos acontecimientos desde la niñez: como cuando alguien le dice a un niño que “no debe llorar porque las mujeres lloran”, con la finalidad de poder reprimir esos sentimientos.

Incluso se da en el ámbito económico, pues al comprar una máquina de afeitar para mujer, esta es mucho más cara que una para hombre. Está demostrado que los productos para las mujeres tienen un costo económico más elevado que aquellos para varones. Asimismo, esta desigualdad tiene su expresión máxima en los trabajos, es decir frente a una misma profesión y actividades a desarrollar los hombres perciben un mayor sueldo o remuneración.

Por otro lado, generalmente las mujeres tienen un porcentaje mayor de vivencias incomodas a lo largo de sus vidas, tales como: acoso laboral, acoso sexual, violaciones, dependencia económica, superioridad del hombre sobre la mujer e inferioridad de la mujer en diversos aspectos.

La mujer ha ido formando su propia relevancia en la sociedad, cada vez con una participación más activa en las diversas decisiones, lo que se manifiesta por ejemplo con el derecho a sufragar y el liderazgo que muchas ejercen.

La sociedad y el Estado debería promover y reforzar la enseñanza de la historia universal, pero también la historia de nuestro país, con el fin de que las futuras generaciones tengan conocimiento de nuestros pueblos originarios o etnias indígenas y puedan percibir la historia de una manera distinta.

Asimismo, es primordial tratar a la mujer por su nombre y no catalogarla como la hermana de Diego, la hija de Pascual ni la esposa de Marcelo. Las mujeres necesitan ser reconocidas y los colegios deben complementar sus cursos de historia y reformar sus libros, para así, abarcar un mayor número de visiones sobre los acontecimientos.

Igualdad

La verdadera directriz del feminismo busca igualdad entre hombres y mujeres, que ambos tengan las mismas oportunidades, es así como adquiere relevancia entonces el concepto de género, e incluso siempre se han identificado atributos, características, gustos o colores de lo que es para un niño o una niña. Dicho esto, una niña puede jugar con un camión y un niño con una muñeca, los colores no tienen género, las profesiones tampoco ni mucho menos las emociones. Somos todos iguales.

El problema de conocer la historia desde un punto de vista determinado, tiene relación directa con la forma en que nos han enseñado, ya sea en la sociedad, en nuestra casa, colegios, universidades… esto se podría mejorar si se reforzarán los contenidos de historia, si en los canales de comunicación abordaran esta temática e incluso si este fuera expresada desde diversas posturas, pues un hecho puede ser contado desde una infinidad de percepciones.

Por Ana Elena Retamal Sierra 

Abogada de la Universidad de Talca y Diplomada en Derecho de Familia, del Instituto de Estudios Judiciales “Hernán Correa de la Cerda”.

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