
Desde hace días atrás por redes sociales circularon imágenes que dieron cuenta de la recuperación de los caudales hídricos en el Parque Nacional Radal Siete Tazas, en el contexto de escasez hídrica que para la última temporada estival literalmente secó las formaciones rocosas volcánicas. Y es que, en efecto, las precipitaciones registradas en estos días lograron una pluviometría de más de 550 milímetros.
Según explicó Marcelo Mena, director regional de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), no solo las lluvias son suficientes para mantener los niveles del lugar a tope.
Lo anterior, debido a que la nieve es el principal reservorio de agua y, según expuso, durante 2019 este fenómeno climático se registró apenas en siete ocasiones, lo cual acumuló diez centímetros de nieve para toda la temporada, insuficiente para mantener los caudales que alimentan este emblemático atractivo de la naturaleza.
“Todos estos eventos de lluvia han venido a recuperar muchísimo el caudal del río Claro y, por tanto, hoy vemos recuperado todo lo que es el sector del parque nacional. Ahora, hay que pensar que estamos lejos de los años normales. Un año histórico teníamos lluvia prácticamente sobre los mil 800 o dos mil milímetros en una temporada”, dijo.
Marcelo Mena agregó que “en realidad, vemos que –en los últimos diez años- el promedio es de 700 milímetros, por lo tanto, estamos muy lejos de estar al nivel histórico normal. Pero es muchísimo más auspicioso de lo que ya teníamos el año pasado”.
TRANSITORIO
Y si bien quienes conocen el tema valoran las últimas precipitaciones de lluvias, también aclaran que no alcanzan los niveles históricos de años normales. Así entonces, Patricio González, agroclimatólogo e investigador de la Universidad de Talca, sostuvo que la recuperación de los caudales hídricos en el parque nacional es transitoria.
“Esto no significa que vaya a ser permanente en el tiempo. No significa necesariamente que esto se vaya a reactivar, como pudo haber funcionado en el siglo veinte el Radal, con suficiente agua en el verano”, precisó.
En ese sentido, explicó que “es probable que, con la caída pluviométrica que vamos a tener en julio, agosto y la llegada del calor a partir de octubre y noviembre, junto a las olas de calor durante el verano, nuevamente el Radal baje su caudal e incluso pueda volver a desaparecer”.
MEGA SEQUÍA
Según cifras aportadas por el experto, la mega sequía se registra desde hace 13 años y, en el caso del Maule, el déficit de lluvias durante el año 2019 fue de un 70%, mientras tanto, para este año, se espera que el déficit se ubique entre un 40 o 50%.
En este último período, los sistemas frontales tuvieron lluvias muy concentradas en poco tiempo, lo que reactivó muchas de las vertientes y sistemas hidrológicos que, por la mega sequía habían literalmente desaparecido.
“Es muy difícil que podamos -en dos meses- recuperar tanta pluviometría, cuando normalmente resulta ser el mes de junio el más lluvioso”, dijo el agroclimatólogo. “El escenario no se ve muy favorable, porque hay un evento de la niña que se está gestando en el Pacífico y que, seguramente, va a afectar el segundo semestre de este año a toda la zona central de Chile. El evento de la niña es un enfriamiento de la zona ecuatorial que causa un mayor bloqueo de las lluvias de las que ha causado el cambio climático”.