Martes, Octubre 8, 2024
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[Reportaje] Sequía, incendios forestales y seguridad: las amenazas del sector agropecuario

El Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2021 ya está disponible (el último fue en 2017) y es una fuente principal para investigar cuáles son las zonas de trabajo agropecuario activo en la región del Maule. Teniendo ésto en conocimiento, El Centro analizó las posibles amenazas para su desarrollo.

¿Qué es el VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal?

“Es una operación estadística dirigida a recoger, procesar y difundir información acerca de la estructura productiva del sector agropecuario y forestal del país. Es la fuente más importante de información estadística en base a la cual los gobiernos, autoridades, organizaciones y sector privado orientan sus recursos de manera más efectiva para contribuir al desarrollo del sector y las zonas rurales. Asimismo, provee información para la definición y actualización de marcos muestrales para las estadísticas intercensales del sector”, según indica el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Sin embargo, si bien este sondeo es el más reciente, se dio en el contexto de plena pandemia por Covid 19, por ello, el procedimiento sufrió “cambios operativos y presupuestarios asociados a la recolección de datos en pandemia”, señala el mismo documento de investigación “VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal”.

La indagación contó con dos estrategias de recolección de datos en todo el territorio nacional. Una de ellas en terreno, con personal de recolección equipado con un dispositivo móvil de captura (DMC/Tablet) para registrar la información, mientras que la otra estrategia capturó la información por medio de un cuestionario censal disponible en una plataforma web.

Resultados VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal

Por un lado, a nivel nacional los resultados arrojan que, en Chile, de un total de 48,7 millones de hectáreas censadas, “45,8 millones de hectáreas corresponden a superficie con actividad silvoagropecuaria y 2,9 millones de hectáreas a superficie sin actividad silvoagropecuaria, ya sea por presentar un cambio de uso de suelo permanente o no presentaron actividad de manera temporal”, indica el estudio.

Una Unidad Productiva Agropecuaria (UPA), se refiere a la unidad económica de producción silvoagropecuaria bajo gestión única por persona productora con una superficie igual o mayor a 2 ha y/o que registró ventas en al año agrícola 2020-2021; Mientras que una Unidad de Autoconsumo (UAC) corresponde a terrenos con superficie menor a 2 ha y que no realizaron ventas en al año agrícola 2020-2021.

Por otro lado, a escala regional, 17.400 Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) están destinadas al comercio, mientras que 4.320 para el autoconsumo (UAC). De quienes registraron ventas, el 33,7% señaló que la producción frutal es la actividad que genera mayores ingresos, tanto así que 87.755 hectáreas del Maule han sido destinadas para el cultivo de estos alimentos. Le sigue en segundo lugar los cereales y en tercero los vides para vinificación y uvas pisqueras.

Otro dato, es que las especies más trabajadas en el Maule son las gallinas (2.011.163 según el censo); los bovinos (141.909); y los porcinos (134.561). En tanto los animales menos utilizados son los conejos (1.328) y las alpacas (343).

Prácticas para mejoramiento de suelo

Entre las amenazas que sufren los trabajadores de la tierra y sus animales, se encuentra el cambio climático con todas sus consecuencias: sequía, avance de la desertificación, heladas, lluvias torrenciales y más. Según los datos de la encuesta, el mejoramiento de suelo ha sido la medida más adoptada por el segmento labrador, enfocada principalmente en la incorporación de materia orgánica. Además, un 91% prefiere la técnica de riego por sobre la agricultura de secano.

Imagen: Censo Nacional Agropecuario y Forestal 2021.
Amenazas
En esta infografía se observan las previsiones para 2050, así como el estado de los principales acuíferos estudiados por la NASA y la Agencia Aeroespacial Alemana.

No obstante, las amenazas van más allá del tipo de suelo pues, existen factores asociados al cambio climático, tal como lo es la sequía. Resguardar la seguridad hídrica también es un asunto de políticas públicas que afecta de forma transversal a la humanidad y en forma especial a la agricultura.

De hecho, se calcula que para 2050 la demanda de agua aumente hasta un 55%, siendo el sector de la industria el más afectado. 

Las cifras plasmadas en la infografía, entregadas por la NASA y la Agencia Aeroespacial Alemana, predicen un panorama global, sin embargo en el caso particular de Chile, el enfoque está puesto en la redistribución: Según el ministro de Agricultura Esteban Valenzuela, el problema radica en “El exceso de parcelamiento en algún área en que empiezan a haber pozos para parcelas de agrado, y no hay agua para pequeños productores; entonces hay un problema ahí, de ordenamiento territorial, de manejo responsable de las cuencas y de construir esta confianza”, señaló el jefe de la cartera, en el marco del Día Mundial del Agua. 

“(…)Según los datos nuestros, sólo el 5% de los proyectos de agua de riego han llegado de verdad a los chicos, a la Agricultura Familiar Campesina y comunidades indígenas”, añadió Valenzuela.

Sin embargo, para el agroclimatólogo y académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología de la Universidad de Talca, Patricio González Colville, la situación no es algo reciente y cualquier forma en la que se intente abordar la sequía, ya está muy encima de la problemática y sus posibles consecuencias. 

El experto, a través de una columna de opinión publicada en el Centro de Investigación Periodística de Chile (Ciper Chile), se cuestionó “¿Por qué el Estado chileno no ha logrado adaptarse a una situación climática que ya se configura como un cambio climático permanente —desde condiciones mediterráneas a unas netamente áridas y semiáridas— y que viene advirtiéndose en investigaciones sobre este fenómeno desde hace más de veinte años? La respuesta es que nunca fue abordado con el sentido de urgencia que se requería”, aseveró.

Más recientemente, en un estudio sobre los incendios forestales,  el especialista adelantó que “El país debe prepararse ante este riesgo, que conlleva efectos económicos, especialmente para la industria forestal, la agricultura y la fruticultura de exportación”, señaló. 

En esa misma línea, durante la segunda quincena de octubre se desarrolló la XVIII versión del “Encuentro Nacional del Agro” 2022, espacio donde Vittorio Corbo, expresidente Banco Central, expuso que “La escasez de agua, el calentamiento global y una China con menor crecimiento y más proteccionista, son obstáculos a su crecimiento futuro que se tienen que abordar. Esto requiere mejorar la gestión del agua y acelerar la innovación tecnológica en riego y en variedades más resistentes al clima y a la salinidad del suelo y menos intensivas en agua”.

Incendios forestales

Tal como adelantó el experto de la Universidad de Talca, otro factor igual de grave son los incendios forestales, los cuales según datos de Conaf, más del 90% ocurren por causa humana. 

“Los efectos de los incendios se asocian con la intensidad, recurrencia y duración del incendio forestal. Estos efectos pueden ser directos tales como pérdida de animales, pérdida de la vegetación y degradación del suelo. Por otro lado, los efectos indirectos, van desde la erosión del suelo y la contaminación del agua hasta el ensuciamiento de represas y deslizamientos de tierra (Ubeda y Sarricolea, 2016)”, señala un estudio elaborado por Paco González Ulibarry, Ingeniero Agrónomo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, para la Biblioteca del Congreso Nacional.

Seguridad

La ciencia y la tecnología deben ir de la mano con las soluciones que permitan disminuir el impacto de la sequía y los incendios forestales, consecuencias ineludibles del cambio climático. Sin embargo, también existe un factor social que igualmente daña el desarrollo y crecimiento de la agricultura, como lo es la seguridad.

La Región del Maule no ha estado exenta de sufrir actos delictivos, sin ir más allá, luego de una investigación de meses, en agosto de este año la Policía de Investigaciones (PDI) logró detener una banda criminal que, hasta esa fecha, había efectuado más de 60 robos de insumos agrícolas, concentrados en la sexta y séptima región. 

La banda especializada en este tipo de hurto se desplegó en distintas comunas del Maule, especialmente en Curicó, donde cometió 31 robos de  fertilizantes para comercializarlos en el mercado negro. 

El jefe de la Brigada de Investigación Criminal, Bicrim, subprefecto Leonardo Vega, afirmó que las detenciones se efectuaron en el sector de Aguas Negras y Doña Carmen de Sarmiento, lugar donde además se incautó una gran cantidad de productos agroquímicos, además de armas de fuego, municiones y drogas.

Más recientemente, aunque en la región del Biobío, el 02 de noviembre trabajadores del SAG sufrieron el robo de su vehículo de trabajo. Este hecho ocurrió en el sector rural de Cañete y retrata una fracción de lo que es la realidad agrícola Chilena, amenazada tanto por el calentamiento global como por la falta de seguridad. 

Finalmente, es necesario mencionar que los datos específicos de robos agrícolas en el Maule fueron solicitados a Carabineros, quienes derivaron a El Centro a realizar la diligencia a través del portal de la Ley de Transparencia. Las cifras, para efectos de este reportaje, aún no están disponibles pero serán publicadas en ediciones posteriores del semanario impreso que se emite cada domingo en la séptima región. 

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