A partir de este sábado 10 de septiembre Chile adelantó su reloj una hora y, sobre esto, Cecilia Campos y Katherine Pizarro nutricionistas de la Dirección General Estudiantil de la
Universidad Católica del Maule (UCM), entregaron diversas recomendaciones para que este cambio no altere la alimentación.
Generalmente el cambio de horario genera desórdenes en el sueño y en la alimentación de las personas, por lo que Cecilia Campos, nutricionista de la Dirección General Estudiantil
(DGE) de la Universidad Católica del Maule (UCM), explicó cómo puede afectar y entregó
algunas recomendaciones.
“Los cambios más comunes son el aumento de la ansiedad y del apetito, esto debido a una
pequeña alteración en los horarios de alimentación o la sensación de que ha pasado más
tiempo entre las comidas” comenzó diciendo la experta.
Y añadió que, producto de lo anterior, las personas “comienzan a incorporar alimentos adicionales a los habitualmente consumidos, y en su mayoría ricos en azúcar y grasas saturadas (…) pero en un par de días nuestro cuerpo se adaptará”, indicó la experta de la UCM.
“Adicional al cambio de alimentación o a la incorporación de alimentos como snack, es el
sueño que se ve mucho más alterado, lo que también puede llevar en aumento a los
niveles de ansiedad e irritabilidad que muchas veces nos llevan a consumir alimentos para sentirnos mejor, lo que denominamos un ‘comer emocional”, añadió Campos.
Debido a lo anterior, es que la profesional destacó que “la importancia de mantener los
tiempos de comidas que ya se encontraban establecidos y si es necesario realizar algunos
tiempos de comidas ‘extras’ se puede hacer de tal manera de comenzar a adaptarse a la
nueva hora”.
Consejos
Según las expertas son dos componentes los que requieren mayor atención, para que el cambio de horario no afecte de sobremanera:
“Durante la primera semana es importante mantener los niveles de sueño regulados, si es necesario sostener los horarios antiguos para descansar e incluso algunos tiempos de comidas, mientras se realiza el proceso de adaptación. Es importante durante el día, respetar todos los tiempos de comidas e incluso establecer colaciones pequeñas entre comidas, con tal manera de disminuir los niveles de ansiedad”, dijo la nutricionista de la UCM.
Mientras que Katherine Pizarro, también nutricionista de la DGE de la UCM, dio
recomendaciones sobre qué alimentos consumir durante la primera semana de
adaptación.
“Para controlar el desorden alimenticio, se recomienda consumir alimentos que sean lo
más natural posible, ricos en fibra que aumentan la saciedad, evitando el consumo de
alimentos ultra procesados. Como mencioné anteriormente, se recomiendan productos
como frutas, verduras, frutos secos, lácteos bajos en grasas o huevo duro, entre otros”, dijo Pizarro.
Y agregó: “Es importante que la fruta se consuma con cáscara para aprovechar al máximo los nutrientes que contienen, los frutos secos deben ser sin sal y no fritos, los lácteos, idealmente, sin azúcar añadida. La hidratación también juega un rol fundamental en las personas con ansiedad, y se recomienda el consumo de 6 a 8 vasos de agua al día, la cual se puede saborizar con la fruta que más les guste”.
De igual forma, hizo hincapié en que “se deben evitar alimentos ricos en azúcares simples, ya que, aportan una gran cantidad de calorías en porciones pequeñas, pero no nos otorgan saciedad, por lo tanto, consumimos altas cantidades de estos para sentirnos
satisfechos aumentando considerablemente nuestro aporte energético durante el día,
favoreciendo el aumento del peso corporal”.
Con el cambio de hora, comienzan a aproximarse las altas temperaturas, por lo que
Pizarro reforzó el llamado a hidratarse con seis u ocho vasos de agua al día, evitando el
consumo de bebidas azucaradas, té o café, “por su efecto diurético que causa que
eliminemos más orina y nos deshidratemos”, dijo la experta de la UCM.