El consumo de alimentos ultraprocesados, tan populares por su conveniencia, podría estar poniendo en riesgo nuestra salud, advierten especialistas en nutrición.
Los alimentos ultraprocesados se han integrado de manera habitual en la dieta de muchas personas debido a su accesibilidad y rapidez. No obstante, su consumo frecuente está asociado con problemas de salud como la obesidad, enfermedades cardiovasculares y hasta un mayor riesgo de cáncer.
Estos productos, que incluyen galletas, sopas instantáneas, papas fritas envasadas, bebidas energéticas y embutidos, están elaborados en múltiples etapas industriales. Según Claudia Rojas, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, estos alimentos pasan por procesos que les agregan colorantes, conservantes y edulcorantes para mejorar su apariencia, sabor y duración. “Dejan de ser naturales porque se les añaden componentes industriales para extender su vida útil”, explica.
Ley de etiquetado en Chile
En Chile, la Ley N° 20.606, implementada en 2016, exige etiquetas que alerten sobre el exceso de calorías, sodio, azúcares y grasas saturadas en los productos. Sin embargo, Rojas subraya que esta normativa no advierte sobre el grado de procesamiento ni la presencia de aditivos industriales en estos alimentos. Por ello, la nutricionista recomienda leer la lista completa de ingredientes en lugar de confiar únicamente en los sellos de advertencia.
Impacto en la salud
El consumo regular de estos alimentos puede generar un impacto negativo en la salud. Estudios asocian el consumo de ultraprocesados con un aumento en problemas de peso, afecciones cardiovasculares y enfermedades digestivas. La Organización Mundial de la Salud ha advertido sobre el riesgo de cáncer colorrectal vinculado al consumo excesivo de carnes procesadas, como salchichas y embutidos.
Estos productos suelen ser bajos en fibra y altos en azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio. La académica enfatiza que una dieta saludable debería incluir entre 25 y 30 gramos de fibra diaria, mientras que los ultraprocesados apenas ofrecen 0.5 gramos por porción. Además, los aditivos industriales como colorantes y conservantes, empleados para mejorar el aspecto y sabor de estos alimentos, pueden desencadenar procesos inflamatorios en el organismo, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas.
Rojas sugiere que los consumidores adopten una postura informada y consciente al seleccionar sus alimentos. “Es crucial revisar la lista de ingredientes y reducir el consumo de productos con numerosos aditivos industriales”, aconseja.
La elección de los alimentos que consumimos impacta directamente en nuestra calidad de vida y salud a largo plazo. Aunque los alimentos ultraprocesados resulten atractivos por su conveniencia, optar por alternativas naturales y menos procesadas es clave para reducir los riesgos asociados. Informarse y leer las etiquetas son pasos fundamentales para adoptar una alimentación más consciente y saludable.
