Alejandra Casanova Henríquez, Arquitecta Universidad del Bío-Bío. Magíster en Gerencia para el Desarrollo. Especialista en Políticas Públicas, Desarrollo Urbano – Territorio y Seguridad Urbana.
Además del terremoto del 27F del año 2010 que generó gran daño, especialmente en el emblemático casco histórico de la capital maulina, también el estallido social y luego la pandemia, acrecentaron la situación de deterioro urbano que hoy persiste en esta parte de la ciudad.
Para situar en un contexto general, esta columna tiene una que la antecede, y ya vendrá una próxima, dedicadas especialmente a la situación urbana del casco histórico de la capital maulina. En la columna anterior, el enfoque estuvo puesto en los aspectos críticos que han impedido y/o ralentizado el avance en la recuperación urbana de esta parte de la ciudad. Conforme a esa reflexión crítica, se hace necesario ahora, develar aquellos avances y valiosos esfuerzos, tanto de instituciones como del ámbito privado, gremios, academia, ciudadanía, etc. que se han orientado a la recuperación y renovación urbana del casco histórico de la ciudad.
Partiendo con el barrio de Plaza las Heras, que en el contexto post terremoto, se levantó con gran acierto un plan habitacional, con densidad y altura equilibrada, que además incentivó al desarrollo comercial y de servicios de escala barrio-ciudad, lo que en su efecto inmediato y a largo plazo ha generado una regeneración y revitalización urbano social, en un sector altamente devastado luego del terremoto.
En la misma línea, se destaca el proyecto habitacional de restauración urbana en ex Calaf, que entrega un buen estándar de vivienda de integración social y contribuye a la redensificación y vitalidad del casco histórico de Talca.
Lo propio se hizo con la Estación de Ferrocarriles, (Monumento Nacional) recuperando su edificio principal, obra realizada por la Empresa de Ferrocarriles del Estado y el Gobierno Regional. Además, en sus terrenos aledaños hacia la 12 oriente hoy se construye un gran proyecto comercial, con infraestructura, servicios y comercio que revitalizarán y renovarán una zona altamente deteriorada. También respecto a EFE, está pendiente que se concreten las buenas intenciones del diseño y financiamiento del proyecto Mercado Estación, en los terrenos del Ex Mercado chico. Todos proyectos que en su integralidad podrían convertirse en un gran enclave urbano.
También es valorable la restauración y remodelación del Museo O´higginiano y Bellas Artes, que en la actualidad es un imperdible cultural nacional.
Desde la gestión municipal y sectorial Minvu, es destacable la generación de grandes atractivos urbanos que han impulsado la zona céntrica de la ciudad, recuperando y consolidando importantes áreas de parques de bordes como son el Rio Claro y del Estero Piduco. Ambos proyectos representan un regalo a modo de alma para la ciudad. También la ejecución del Mercado Provisorio como infraestructura que acoge a los comerciantes y atenúa la espera de la restauración del Mercado Municipal. El impulso en el céntrico terreno de ex Fabrica Jarman, que proyecta un programa tentativo de vivienda de integración social, servicios municipales y comercio, renovarán e imprimirán nuevas dinámicas urbanas al suelo céntrico de la ciudad.
Por último, igualmente importante, la existencia del estudio que impulsó la gestión municipal, Regeneración del Casco Histórico de Talca, que, construido en consenso entre múltiples actores locales entre institucionales, privados, comunidad, academia, gremios, y otros, constituye un insumo concreto que entrega lineamientos estratégicos que orientan proyectos, inversiones, incentivos, visión normativa y prioridades para avanzar en la regeneración del casco histórico.
Así y todo, los avances urbanos del casco histórico no han conseguido detonar o desencadenar un desarrollo urbano que sea perceptible como valioso por la ciudadanía talquina. Los avances se ven fragmentados en medio de un contexto de desolación urbana y social en el centro de la ciudad. Y aunque existe una visión compartida de los valores sociales y urbanos de nuestro casco histórico, en la práctica ha sido compleja la planificación y validación de una hoja de ruta, como proceso continuo y permanente, que no tenga la intermitencia de los ciclos políticos, sean locales, regionales o nacionales. Ahí hay un verdadero desafío, que independiente a las diferencias ideológicas, la ciudad debe ser entendida como un bien común, donde todos y todas tiene el derecho a la ciudad.
¿Qué y cómo lo hacemos? La tercera parte expondrá los desafíos pendientes de la agenda urbana y los mecanismos disponibles que deberíamos movilizar de manera urgente.