Paula Barrios Goio. Propulsora del empoderamiento femenino, Metropolitan Chair Financial Empowerment G100. Socia de empresa de asesoría e intermediación financiera Bcorp Spa. Speaker de talleres de educación financiera para emprendedores y Fundadora del Podcast Liderarte, el arte de elegir tu vida. Co Founder de la Corporación Impulsa Vichuquen, Mentora en ChileConverge.
¿Sabías que, a nivel mundial, el 75% de las mujeres emprendedoras inician su negocio con menos capital que los hombres y, aun así, tienen más probabilidades de reinvertir sus ganancias en sus comunidades? Esto se traduce en más educación, salud y desarrollo para las nuevas generaciones.
A pesar de este dato, nuestra participación en la economía sigue enfrentando desafíos o barreras, especialmente en regiones alejadas de los centros urbanos, que nos alejan de su crecimiento económico.
Veamos algunas cifras para entender la dimensión de nuestro aporte en la economía. De acuerdo con el Banco Mundial, si las mujeres participáramos plenamente en la economía, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial podría aumentar en un 26%, ¡lo que equivale a 28 billones de dólares!
En América Latina, la inclusión de la mujer en el mercado laboral ha aportado cerca del 30% al crecimiento económico de la región en las últimas dos décadas. A nivel nacional, en países como el nuestro, las mujeres representamos más del 50% del emprendimiento total, aunque solo un 20% de nosotras tienen acceso a financiamiento formal.
Entonces, nuestro papel en la economía es mucho más relevante de lo que puedes pensar, porque va más allá de generar ingresos. Nuestra participación en emprendimientos de cualquier tipo, como en pequeños emprendimientos, negocios familiares o como profesionales independientes, actúa como un motor de cambio en sus comunidades y familias. Este impacto no siempre es reconocido, pero es importante que entiendas cómo funciona desde la base.
Veamos, ese trabajo que desarrollas en una zona rural o en una localidad más pequeña del área que quieras (pastelería, costura, artesanía, asesorías, etc), no solo cambia tu realidad personal, sino que también transforma tu círculo cercano. Te explico de otra forma, una mujer que decide iniciar su propio negocio desafía la norma, se convierte en un modelo a seguir y, sin darse cuenta, inspira a otras a dar el primer paso. Las hijas, hermanas, amigas y vecinas observan ese ejemplo y se dan cuenta de que es posible construir una vida diferente a través del esfuerzo, la dedicación y la creatividad.
Este efecto dominó va más allá de la familia, por ejemplo, cuando te va bien, creas oportunidades laborales para otros en tu comunidad. Cuando contratas, formas o colaboras con otras mujeres, se amplía la red de apoyo y crecimiento. Es en ese justo momento cuando se logra un cambio colectivo: ¡una mujer que se empodera financieramente se convierte en un faro de esperanza y en un pilar para otras que aún no se atreven a dar ese paso!
Aunque el impacto de nuestro trabajo es indiscutible, las emprendedoras de regiones enfrentan desafíos particulares. Por nombrar algunos, la falta de acceso a financiamiento, a redes de apoyo o a conocimientos técnicos limita sus opciones de crecimiento. A esto se suma el desafío de equilibrar la vida personal y profesional en
contextos donde comúnmente todavía existen diferencias de género.
Pero les cuento una buena noticia? Somos resilientes y a pesar de las dificultades, cada vez más, se atreven a emprender. Para que más mujeres se animen e inspiren, les propongo a las que ya lo hacen, visibilicen su impacto. Compartamos historias de todo tipo, por ejemplo, de éxito, de fracasos o de aprendizajes, que es una forma poderosa de inspirar. Hoy, más que nunca, las mujeres de regiones deben reconocer que sus esfuerzos individuales tienen el poder de cambiar no solo su realidad, sino también la de sus comunidades.
Queridas emprendedoras, a todas ustedes que, con esfuerzo y perseverancia, han decidido apostar por sus ideas y proyectos: ustedes son el motor del cambio, no lo olviden. Cada paso que dan, cada pequeño logro que consiguen ayuda a construir una parte del camino para que otras mujeres, también lo puedan seguir. El impacto de tu trabajo trasciende generaciones y fronteras.
Sigamos construyendo un futuro donde nuestro trabajo sea reconocido y valorado, donde las emprendedoras de regiones encuentren el apoyo necesario para crecer y donde todas las mujeres, sin importar su ubicación geográfica, puedan alcanzar sus sueños y contribuir a una economía más inclusiva y equitativa.