Este domingo, la Agencia de Defensa Civil de Gaza informó que un bombardeo israelí resultó en la muerte de 21 personas. Además, dejó numerosos heridos en una mezquita que había sido transformada en refugio para aquellos desplazados por el conflicto.
El ataque se produjo en un área adyacente al Hospital de Mártires de Al-Aqsa, donde muchos buscaban seguridad.
Mahmud Basal, portavoz de la agencia, expresó su condena ante el ataque, subrayando que la mezquita albergaba a civiles en un momento de crisis extrema. Reafirmó que la comunidad está sufriendo graves consecuencias debido a las acciones de “la ocupación” israelí.
Como indicó BioBío, el Ejército israelí argumentó que el bombardeo fue una acción “precisa” destinada a eliminar a miembros de Hamás que, según ellos, operaban desde un centro de comando ubicado en lo que anteriormente era un lugar de culto.
Desde el inicio del conflicto, el 7 de octubre del año pasado, la ofensiva militar israelí ha cobrado al menos 41.825 vidas en la Franja de Gaza, de acuerdo con informes del Ministerio de Salud local, los que han alertado sobre una crisis humanitaria sin precedentes.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación la situación en Gaza, donde el conflicto ha llevado a la destrucción de infraestructuras, escasez de suministros básicos y un aumento alarmante en el número de desplazados. A medida que se intensifican los combates, la necesidad de una solución pacífica se vuelve cada vez más urgente.
Mientras las hostilidades continúan, los llamados a la paz y a la protección de los civiles se vuelven más acuciantes, evidenciando la fragilidad de la situación en Gaza y la necesidad imperiosa de una intervención.
