Pablo Muñoz Morales. Profesor de Comunicación Política. Santo Tomás Talca
Fracasó el golpe de Estado en Bolivia y de pasada fue detenido el general rebelde. Momentos posteriores el Presidente socialista Luis Arce se muestra manteniendo el control y nombrando a una nueva cúpula militar.
Comenzó todo cuando vehículos blindados chocaban el palacio de gobierno, esas fueron las imágenes que salieron casi de inmediato al mundo y desde el exterior se habló de un presunto golpe, ya que el Mandatario también se refería a la prensa de un intento de golpe.
En el primer cuadro de los hechos nunca se planteó con firmeza de que estaban siendo objeto de un golpe de Estado, sino que una insurrección, momentos tensos, por nombrar algunos conceptos que ponderaban este desorden.
Despejando la situación, lo que se muestra comunicacionalmente es la siguiente cronología, que una facción de los militares se movilizó, inmediatamente anunciaron ajustes y el Presidente Arce permanece con el ejercicio del poder desde el Palacio Quemado.
Pero Bolivia cada cierto tiempo nos tiene acostumbrados a este tipo de extremos, la última crisis política y social fue el año 2019.
Ahora, la realidad que se va configurando es la siguiente, que el Presidente lo fabricó para mejorar su imagen, ganar popularidad y poder sobre Evo Morales, hoy adversarios y enemistados. Y Evo sabe que no podrá entrar con golpe de Estado, pensando en las elecciones del 2025. Luis Arce tiene problemas serios en el país, ha perdido el control del Legislativo, tiene magistrados prorrogados, líderes políticos en prisión y el control de los medios de comunicación convencionales.
Además, Bolivia vive una crisis económica desde abril de 2023, la cual ha sido utilizada por la oposición para presionar al gobierno y, en redes sociales, se han centrado una serie de noticias falsas que han creado miedo en la población, anunciando desabastecimiento de algunos bienes y servicios.
Lo que pasó no se aleja mucho de un autogolpe al estilo de Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador, que convocan a la población a que se movilice contra este tipo de intentos para impulsar una revolución. ¿Con qué efecto se realiza esto?, con el propósito de medir respuesta de gobierno a pueblo y al ejército cerca o limitar su influencia.
Lamentablemente, los golpes de Estado son frecuentes en la historia política de los países latinoamericanos, desde el 2002 al 2022 han ocurrido en 8 ocasiones.
Por lo pronto, la agenda es otra, el Presidente Arce la toma, se abanderiza y agradece al pueblo y a la comunidad internacional. Sin embargo, este tipo de situaciones abre
muchos cuadros especulativos, entre ellos, porqué el General golpista Juan José Zúñiga no se fue del país y prefirió entregarse a las autoridades y decir que se trató de un montaje.
Si se confirma que en Bolivia se gobierna menoscabando la democracia, el país queda debilitado, dividido y expuesto a la opinión internacional, junto a ello, se deberá buscar un cambio político en las elecciones del próximo año. ¡Solo el tiempo lo dirá! Ahora esta asonada deja muchas dudas.