Iván Palomo G. Director del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES), Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG) y académico de la Universidad de Talca.
La población mundial esta envejeciendo rápidamente, debido a la disminución de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Diferentes fuentes indican que hace pocos años (2020) en el planeta habían alrededor de 727 millones de personas mayores de 65 años y se proyecta que al año 2050 la cifra aumentará a 1.5-2 mil millones.
Si bien todos/as envejecemos, el proceso es diferente, entre otros aspectos, según nivel socioeconómico. En general, envejecen mejor las personas de estrato social alto; si lo desean pueden elegir mejor educación y alimentación saludable, realizar actividad física, etc.
En junio de 2015, durante la 45° Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA), desarrollada en Washington D.C., Estados Unidos se realizó la Convención Interamericana sobre los derechos de las personas mayores. Dicha Convención reconoce una amplia gama de derechos humanos que deben ser garantizados a las personas mayores, incluyendo, entre otros, el derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal, la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la seguridad social, la participación política, la cultura y el acceso a la justicia.
Los gobiernos de los diferentes países deben garantizar un buen envejecimiento y vejez, especialmente a las personas que tienen menos recursos.
En el Congreso de nuestro país se encuentra el proyecto de ley Envejecimiento Digno, Activo y Saludable. Dicho proyecto recoge los aspectos fundamentales de la Convención Interamericana antes mencionada. Espero que el proyecto se transforme durante el presente año en ley de la República.
A nivel mundial se ha iniciado una campaña para solicitar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) organice una Convención sobre los derechos de las personas mayores. Si la ONU presiona a todos/as los/as gobernantes del mundo sobre los derechos de la personas mayores, existen más posibilidades de que se avance. Todos/as sabemos que si no se presiona, no se avanza. Además de los derechos acordados en la Convención Interamericana (2015), la intervención de la ONU podría influir en la forma en que pensamos y sentimos respecto a las personas mayores; ayudaría a neutralizar el arraigado edadismo en la sociedad (Discriminación, estereotipos y prejuicios basados en la edad mayor).
En mi calidad de Director del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES) de las universidades estatales, Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG), Miembro de la Directiva de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile y académico de la Universidad de Talca, me sumo con entusiasmo a la Campaña.