Diego Palomo, abogado y académico de la Universidad de Talca.
En nota publicada ayer en la Tercera titulada “Ministro Jean Pierre Matus: “Yo no le escribí al señor Hermosilla, no mantengo con él chats por escrito”, y a propósito de la polémica en torno a la supuesta influencia del abogado Hermosilla en el nombramiento del Ministro Matus, éste se hace cargo de despejar todas las dudas que se le plantean, pero además aborda al final una pregunta muy importante: “¿Es necesario reformar el sistema de nombramientos judiciales?”
Como opinión personal comparto con la mayor parte de las personas que piensan que nuestro sistema judicial se mejoraría si tuviera más acceso democrático ¿Eso qué significa? Que en ciertos niveles los jueces pudieran ser electos popularmente, los fiscales estar sujetos al escrutinio público de la elección y sobre todo que los jueces de verdad, es decir, los que deciden las causas sean jurados y que participe toda la gente en la decisión de las causas. Esa es la forma en que las mismas personas pueden ejercer la justicia y determinar lo que entienden que es justo o injusto en un caso concreto. De esa manera las personas son las que intervienen en el sistema judicial”.
Pues bien, es un hecho cierto que todas las encuestas de percepción indican una preocupante distancia y desconfianza entre la ciudadanía y la Justicia (léase en términos amplios y no estrictamente legales).
Esta desconfianza y distancia, en parte comprensible por la variación e incremento de la sensación de inseguridad frente a las nuevas formas delictivas, y ahora a propósito del caso del abogado del teléfono indiscreto, puede abordarse desde distintos frentes, si quiere tomarse en serio.
Uno de ellos es evaluar la posibilidad de incorporar el juicio por jurados (como lo plantea Matus) para los crímenes más graves, cuidando evitar copiar y pegar modelos ajenos a nuestra cultura e idiosincrasia, pero sin cerrarse a experiencias exitosas y bien diseñadas donde la participación de las personas primero y la democracia luego han salido fortalecidas, sin dejar de mencionar el efecto pedagógico del modelo.
Ahí lo dejo planteado, otra vez.