Iván Palomo G., director del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES), Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG) y académico de la Universidad de Talca.
La población mundial y de Latinoamérica esta envejeciendo. En lo fundamental, esto se explica por que desde hace un tiempo disminuyó la natalidad y aumentó la sobrevida. La tradicional pirámide demográfica, en que la amplia base representaba a los niños/as y la angosta cúspide a las personas mayores, se ha desdibujado significativamente, desde triangulo a casi rectángulo. En Chile alrededor del 19% de población (aproximadamente 3.5 millones) tiene sobre 60 años y se estima que al año 2050, este porcentaje llegue a 30% (casi 7 millones), proporción a la que también llegarán otros países, como por ejemplo, España.
Es conocido que el envejecimiento poblacional, trae consigo tres temas de los cuales el Estado debe preocuparse: pensiones, aumento de enfermedades crónicas y cuidado a las personas con dependencia.
Las personas mayores (autovalentes 80% y dependientes) han comenzado a influir en la economía global. A esto se le ha denominado Economía Plateada (del ingles Silver Economy) o Economía de la Longevidad; se refiere a las actividades económicas asociadas a las necesidades y demandas de los/as mayores.
Ya es conocido que el envejecimiento poblacional trae consigo oportunidades de nuevos emprendimientos y oportunidades laborales, todo lo cual se asocia a desarrollo económico. En otras palabras, hoy, mucho más que antes, las personas mayores contribuyen a la economía.
Ante esta nueva situación demográfica (envejecimiento poblacional), que llegó para quedarse, la sociedad, tanto publica como privada, debe prepararse para desarrollar servicios y productos que interesen a las personas mayores, especialmente las autovalentes, las que vivirán aproximadamente 20 años luego de jubilar.
Entre los ámbitos que, a propósito de la Economía Plateada, ya comenzaron a desarrollarse en Chile, se incluyen salud, turismo, tecnología y servicios financieros. Se espera mayor necesidad de éstas y otras áreas en el futuro. En este contexto, el gobierno central, los gobiernos regionales, las municipalidades, universidades, centros de investigación, entre otros, deben aportar en lo que les corresponda.