Los grandes incendios forestales en la Región de Valparaíso, dejan una vez más al descubierto la vulnerabilidad de las personas mayores ante situaciones de crisis, especialmente cuando no cuentan con redes de apoyo o se encuentran desvinculados de su entorno. El llamado es claro: “No los dejemos solos”.
El incendio forestal que arrasó con miles de casas en Valparaíso y que ha cobrado más de 130 vidas, incluyendo personas mayores, nos hizo recordar el drama que ellos viven en circunstancias tan adversas como ésta; especialmente están desvinculados de su entorno, quizá incluso enfermos o con movilidad reducida. ¿Cómo apoyarlos?
Desde Fundación Las Rosas, el llamado es a “No dejarlos solos”, tal como afirma el Jefe de Rehabilitación de la institución benéfica, Álvaro Catanzaro. “Es normal que las personas mayores sientan miedo e impotencia ante este tipo de catástrofes, pero también que les cueste pedir ayuda y que, por lo mismo, queden propensos a estados de angustia o depresivos. Por eso es fundamental mostrarles cercanía, generar confianza y apoyarlos en todo lo posible para que puedan reconstruir sus vidas”.
El profesional añade que la mejor forma de ayudarlos es escucharlos: “preguntarles por sus necesidades inmediatas, que pueden ser desde cosas básicas como ropa, agua, alimentos o medicamentos, hasta implementos tales como pañales, anteojos, una silla de ruedas o un andador para poder desplazarse. También está la posibilidad de contactarlos con algún familiar o amigo para que colaboren”.
Otra de las grandes preocupaciones de las personas mayores en estos desastres es “ser víctimas de delincuentes”, ante lo cual la ayuda de vecinos resulta clave. “Efectivamente este es un factor de riesgo importante para los mayores –explica Álvaro Catanzaro-, especialmente en el tiempo posterior al siniestro; ahí los vecinos deben tratar de mantener la interacción con ellos, acompañarlos en la medida de lo posible o derivarlos a las autoridades pertinentes para mantenerlos resguardados e intentar revertir el sentimiento de inseguridad que los agobia”,
manifestó.
La posibilidad de caer en depresión también es alta. “En tragedias anteriores se han producido casos de personas mayores que, por ejemplo, no soportaron ver su casa quemada y cayeron enfermos de gravedad; por eso -insiste Catanzaro- hay que evitar el aislamiento, el desamparo o la exclusión social de las personas mayores”. La sugerencia para las siguientes etapas es “conversar con ellos y mantenerlos incorporados a los procesos de reconstrucción, prestando atención a sus necesidades y opiniones”, finaliza el especialista de Fundación Las Rosas.