Artículo de opinión por Jorge Navarrete Bustamante, Director del Magister en Gestión y Políticas Públicas, Universidad de Talca.
La “franja televisiva” del plebiscito del 17 de diciembre próximo no “mueve la aguja” pues los sondeos de opinión pública, en lo que ya se esboza como una película más que fotografía, evidencian la victoria del “En Contra” por sobre 15 puntos.
Obvio que no es para confiarse -que es donde se anida el peligro- dado que muchos indecisos como esos 4.5 millones de compatriotas reticentes a participar de comicios (salvo que sean obligados como será nuevamente en este referéndum), suelen sufragar anti sistema, anti gobierno o, quizás, esta vez se hagan la autocrítica de la equivocación de haber votado por aquellos que impusieron la actual propuesta constitucional, sepultando sus derechos y aplastando avances civilizatorios irrenunciables como: El respeto irrestricto a la igualdad de la mujer, a los niños, a una justa previsión (sin que blinde lucro al alto empresariado anulando las indemnizaciones); a una digna salud (sin cheque en blanco a las ISAPRES); a calidad en la educación pública (privilegiando la privada); y a la preservación de una democracia tan representativa como participativa.
Respecto de la imprescindible seguridad ciudadana, esos 4.5 millones de ciudadanos se han percatado que son las enmiendas legales más que constitucionales, en conjunto con más recursos para las fuerzas policiales -especialmente en inteligencia- las que en realidad erradican esa plaga de crímenes que nos ha afectado desde hace años, aunque ahora con delitos infrecuente en Chile como: el rapto y sicariatos, entre otros.
Esta vez pudieran entender -esos 4.5 millones de compatriotas- que la corrupción tiene ya de la reprobación y persecución transversal en todo el espectro político chileno.
Por tanto, esos mismo 4.5 millones de personas ya no están disponibles para que su voto de rechazo en la antigua propuesta constitucional, motivado por el temor a la inseguridad ciudadana, siga siendo mal utilizada por la ultraderecha republicana; pues ese abuso de “confianza” de republicanos, terminó en la negación de importantes derechos de la ciudadanía, precisamente cuando ésta esperaba de ellos: una constitución unitaria, respetuosa de los derechos adquiridos, y generadora de estabilidad para las próximas décadas.
Por el contrario, la “Kastitución” traicionó esa confianza ciudadana; impuso a sus aliados (UDI, RN, EVOPOLIS) incondicionalidad, y estos se sometieron vergonzosamente. Quizás esto se debió a que maquinaron que fuera el pueblo de Chile quien le infringieran una catastrófica derrota a Kast y republicanos, para no sufrir ellos costos al interior de su alianza y, simultáneamente, afianzando así a su candidata Matthei, la cual terminó -después de anunciar que rechazaría- subyugándose a “al apruebo” de la UDI para no perder su “orgánica” en la futura campaña presidencial.
Así, “sacaron las castañas”, utilizando a Chile… Es que son muy patriotas…
Chile ya conoce entonces a la ultraderecha y derecha… y les castigará con una aplastante derrota por haber utilizado siniestramente un proceso constitucional que debía unir “EN DIGNIDAD” a nuestra Patria por décadas.
Por ello, una vez más, recomiendo: Rechazar o votar en contra.
