Artículo de opinión por Diego Palomo, profesor de la Universidad de Talca.
Los políticos con rasgos refundadores y tintes narcisistas perciben la democracia como un obstáculo para su visión personal. Es el caso de Milei y también de otros de este lado de los Andes.
En el ámbito político, la presencia del narcisismo se manifiesta en líderes como Milei que buscan validación constante, mostrando una necesidad desmesurada de admiración, que esconde, en el fondo una gran inseguridad personal. Esta característica influye en sus decisiones y políticas, centrándose en la autoafirmación en lugar del bien común.
Como sea, en su búsqueda de impulsar cambios que se ajusten a sus ideologías, usando un tono mesiánico, sacan provecho de las normas formales de la democracia jugando al límite, con un discurso populista anti política, pero siempre viendo la participación ciudadana como una interferencia, como un problema o enfermedad que hay que extirpar más que como un componente vital del sistema.
Los rasgos antisociales, de su parte, ligan muy fácilmente con estrategias políticas maquiavélicas. Desde la manipulación hasta la falta de empatía, los líderes con rasgos antisociales como Milei pueden utilizar tácticas que van en contra de las normas sociales convencionales para alcanzar sus objetivos políticos.
Esta dinámica plantea preguntas cruciales sobre hasta qué punto se entiende por la ciudadanía que vota que el respeto por las instituciones que sostienen la democracia no es algo disponible ni una mercancía que pueda transarse sin poner en serio riesgo la convivencia.
Explorar más a fondo estas conexiones arroja luz sobre cómo la psicología individual puede moldear la toma de decisiones a nivel político y, por lo mismo, impactar significativamente en la sociedad. La intersección de estos elementos no solo proporciona un análisis de los líderes políticos de este perfil, sino que también invita a reflexionar sobre la salud de las estructuras políticas y su capacidad para abordar estos comportamientos.
Milei ha hecho su apuesta. Quienes le han votado, conociendo su perfil, también. Lo que cabe tener claro es que es necesario entender la relación entre política, narcisismo y rasgos antisociales es esencial para fomentar sistemas políticos saludables y para que la sociedad esté alerta ante posibles abusos de poder.
Estaremos atentos a que resulta del experimento “libertario” a ultranza, que se busca instalar en la querida Argentina.