Carta del abogado y académico de la Universidad de Talca, Diego Palomo.
Señor Director:
La serie de oleadas de populismo punitivo en el sistema judicial penal chileno plantea riesgos palmarios para los estándares de justicia que con la reforma procesal penal acordamos, en su momento, como sociedad.
Cuando las decisiones judiciales pretenden ser influidas por demandas populistas más que por principios y garantías legales y constitucionales sólidas, existe el peligro de terminar pujando por falsificar las protecciones fundamentales y el modelo en general, de un modo anti democrático.
Este enfoque puede presionar por implementar castigos más severos, aumentando penas y creando más delitos, contribuyendo a la sobrepoblación carcelaria (cada vez más población en prisión preventiva y no condenada) y afectando, por descontado, desproporcionadamente, solo a ciertos grupos vulnerables.
Vaya por delante que la presión populista por respuestas inmediatas a problemas sociales complejos puede resultar en soluciones simplistas que no abordan las raíces del fenómeno del delito. Y luego vienen las lamentaciones de siempre.
En este contexto, es esencial salvaguardar y blindar la independencia judicial y fomentar un sistema penal basado en la proporcionalidad, y la búsqueda del respeto irrestricto a un procedimiento legítimo que permita ofrecer un resultado acorde a un Estado de Derecho, donde el fin nunca justifica los medios.