Señor director:
De una propuesta partisana de nueva Constitución, sin corbata y enarbolando la bandera de la utopía llevada al extremo, saltamos a otra igualmente partisana, pero esta vez con corbata apretada y sonrisas cínicas que apenas disimulan las maquinaciones políticas. El cambio de vestimenta no altera la esencia: la búsqueda del poder disfrazada bajo diferentes atuendos, pero la esencia partisana permanece inmutable, como una constante en el juego político.
Diego Palomo
U. de Talca