Artículo de opinión por Arcadio Cerda Urrutia. Doctor en Economía de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca.
Tras años de ignorar los avances en la reducción de la pobreza en Chile, por parte de las autoridades y partidarios del gobierno actual, el Presidente de la República finalmente reconoció durante su gira por Europa que “somos un país que ha logrado reducir la pobreza, fortalecer sus instituciones y posicionarse en el mundo”.
El desconocimiento acerca de los avances en la lucha contra la pobreza era generalizado.
Un estudio de la Encuesta Criteria de noviembre de 2019 reveló que el 73% de las personas creía que la pobreza se había mantenido o incrementado en los últimos 30 años, mientras que solo el 27% reconoció la disminución de la pobreza en el país.
Los datos hablan por sí solos.
En 1990, la tasa de pobreza alcanzaba el 68%, pero para el año 2017, esa cifra había descendido drásticamente a solo un 8.6%.
Aunque en 2020 se observó un ligero aumento a 10.8%, sin embargo dicha tasa bajo a un mínimo histórico de 6,5%.
Este avance seguía siendo extraordinario, gracias al crecimiento económico y la implementación de políticas públicas efectivas.
Es importante destacar que este logro no es resultado exclusivo de un gobierno en particular, sino que es una consecuencia de los esfuerzos de varios gobiernos que respaldaron el desarrollo económico del país, generando condiciones institucionales, políticas y económicas estables, en conjunta con una política de apertura, generándose nuevos mercados y atrayendo inversionistas extranjeros.
Igualmente, el 6.5% informado recientemente, puede que no sea la tónica para las próximas mediciones dado que dicho tasa de pobreza esta muy influenciada por los retiros y los subsidios del estado debido a la pandemia, los que no necesariamente estarán a futuro, y aun más, en algunos casos afectará las jubilaciones de parte de la población.
Esta disminución en la pobreza, y también de la desigualdad en los últimos 30 años, es un reflejo del trabajo conjunto realizado por distintas administraciones gubernamentales a lo largo del tiempo, demostrando que la reducción de la pobreza en Chile ha sido una meta transversal y una responsabilidad compartida por la sociedad en su conjunto.
Aunque aún queda camino por recorrer, es importante reconocer los logros alcanzados y seguir trabajando para mejorar la calidad de vida de la población.
