Paula Barrios Goio. Propulsora del empoderamiento femenino, Metropolitan Chair Financial Empowerment G100. Socia de empresa de asesoría e intermediación financiera Bcorp Spa. Speaker de talleres de educación financiera para emprendedores y Fundadora del Podcast Liderarte, el arte de elegir tu vida. Co Founder de la Corporación Impulsa Vichuquén, Mentora en ChileConverge.
Hace unos días, fui invitada por el Woman Economic Forum a participar en sesiones de la CSW (Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer) en la ONU, junto a otras once mujeres líderes chilenas en sus respectivas áreas. Probablemente era una de las mayores del grupo, pero nunca me sentí menos capaz por mi edad. Mientras compartía con ellas, me preguntaba cuántas veces nos detenemos por pensar que ya es tarde para algo, que no tenemos la edad adecuada o que deberíamos ir más lento. La realidad es que los sueños no caducan, y la edad no es un límite, sino una fuente de experiencia y crecimiento.
Hoy me encuentro involucrada en tres proyectos que me apasionan: impacto social, inversiones y talleres de educación financiera. Son mundos distintos, pero que en mi vida tienen sentido y me llenan de energía. Y a pesar de que hay días en los que me pregunto por qué me metí en este “zapato chino” o “en qué momento se me ocurrió esto”. La respuesta siempre es la misma: porque seguir creciendo y aprendiendo me mantiene viva.
El edadismo es una barrera que muchas veces nos autoimponemos. Nos convencemos de que hay cosas que ya no son para nosotras, que el ritmo del mundo es demasiado rápido o que deberíamos ceder el espacio a las generaciones más jóvenes. Pero ¿pensaríamos lo mismo si tuviéramos 20 años menos? ¿Nos rendiríamos tan fácilmente? La verdad es que el aprendizaje no tiene fecha de expiración y el mundo necesita nuestras voces y nuestras experiencias tanto como las de quienes vienen después de nosotras.
Trabajo con mujeres mucho más jóvenes que yo, y su energía es contagiosa. Verlas en acción, con esa vitalidad y esa pasión por lo que hacen, me llena de inspiración y me recuerda que el aprendizaje es un camino constante. Pero también trabajo con mujeres de mí misma edad, y la sabiduría y la seguridad que traen consigo es igualmente poderosa. Cuando nos rodeamos de distintas generaciones y construimos redes de apoyo, el crecimiento es exponencial.
Hace un tiempo, vi una entrevista a Judy Sheindlin, más conocida como la jueza Judy (en USA), donde hablaba sobre la importancia de la perseverancia. Decía algo así como: “Si no lo lograste a los 30, lo harás a los 40, si no lo hiciste a los 40, lo lograrás a los 50 o a los 60. Pero si no lo intentas, nunca lo harás”. Y tiene razón. Muchas veces postergamos nuestros sueños porque creemos que el tiempo para alcanzarlos es demasiado largo, pero la realidad es que el tiempo sigue avanzando, hagamos algo con él o no.
Es fundamental romper con la idea de que hay un momento “ideal” para hacer las cosas. Ayer mismo conversaba con una emprendedora de Santiago, que me comentaba que no se atrevía a vender sus productos porque creía que no contaba con un stock suficiente. Bajo mi sensación, percibí que el problema no era la falta de productos, sino la falta de confianza en sí misma y el sentirse sola en su emprendimiento. Lo que realmente necesitaba era rodearse de personas que la ayuden a empoderarse, a ver su propio valor y a impulsarse sin miedo. Cuántas veces nos quedamos atrapadas en excusas, cuando en realidad lo que falta es dar ese primer paso y encontrar apoyo en otras personas que nos inspiren y nos desafíen a seguir adelante.
Si hay algo que he aprendido en estos años, es que el crecimiento personal y profesional es un viaje sin fecha de término.
Hoy, a días de cumplir 50, sigo persiguiendo mis sueños con la misma pasión que cuando tenía 30. Y sí, hay días en los que el cuerpo pide ir más lento, pero eso no significa detenerse, sino aprender a escuchar el ritmo propio y seguir avanzando.
Así que, si estás dudando si empezar algo nuevo, si estás pensando que ya es tarde para cambiar de rumbo o si sientes que el mundo va demasiado rápido para ti, te invito a desafiar esas creencias. Porque los sueños no tienen fecha de vencimiento y, lo más importante, la vida sigue avanzando.
La pregunta es: ¿vas a avanzar con ella?