Miércoles, Enero 15, 2025
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Pautas Urbanas Contemporáneas: Seguridad Urbana y Mujeres

Alejandra Casanova Henríquez, Arquitecta Universidad del Bío-Bío. Magíster en Gerencia para el Desarrollo. Especialista en Políticas Públicas, Desarrollo Urbano – Territorio y Seguridad Urbana.

Las situaciones de acoso y/o agresión sexual hacia mujeres en los espacios públicos tiene una alta ocurrencia en Chile. Los datos muestran que no se trata de una sensación de inseguridad o apreciación sin fundamento, ya que objetivamente las mujeres son más víctimas de acoso,  violencia e inseguridad en distintos espacios urbanos.

Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana 2023 – ENUSC- el principal delito que sufren las mujeres es el acoso sexual. Un 76% de ellas declara sentirse insegura o muy insegura al caminar sola de noche por la calle, siendo las mujeres jóvenes las que más temen por su seguridad. El Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile- la OCAC- señala que 9 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de acoso sexual o violencia callejera. Su ocurrencia en el espacio público, principalmente se da en calles, parques y plazas, paraderos, ferias libres y también en el transporte público.

Mujeres y hombres tienen experiencias distintas según su condición vital y los roles que asumen día a día en la ciudad. Las mujeres continúan concentrando la responsabilidad del cuidado y gestión de la vida cotidiana. Esto se traduce en patrones de movilidad específicos, como más desplazamientos de proximidad, a pie o en transporte público; y un uso más intensivo y diverso del espacio y los servicios públicos, o sea más variedad de trayectos y destinos. La mayor vulnerabilidad de las mujeres al acoso y la violencia de género, en definitiva, radica en limitar su libertad de movimientos, su acceso a ciertos espacios de la ciudad, modificar sus rutinas, evitar ciertos lugares u horarios y afectar su capacidad de participar plena y libremente de la vida urbana.

El temor se nutre del deterioro, abandono y decadencia del entorno urbano, donde existen factores críticos o de riesgo como la oscuridad, la falta de vigilancia natural y control social, el desorden social, insalubridad, señales de incivilidades, lugares trampa y obstáculos visuales, entre otros, que generan mayores niveles de inseguridad. Esta es la verdadera brecha en la equidad de género asociado a seguridad urbana.

Desde mi quehacer profesional durante varios años en la temática de Seguridad Urbana, he constatado que lo fundamental en una estrategia de seguridad urbana con enfoque de género, es tomar como base la experiencia y conocimiento objetivo e intuitivo de las mujeres como usuarias del espacio público, desde diversas instancias de participación. Existe un alto interés por parte de ellas en participar e involucrarse en este tipo de iniciativas. En este contexto, al momento de identificar problemas y proyectar elementos de diseño, entregan una mirada asertiva, con sentido práctico y pertinente, colectiva, multidisciplinaria, con una visión transformadora no solo de los espacios físicos sino también del espacio social en intervención, lo que significa la construcción de un enfoque de intervención integral en el espacio urbano.

Este tipo de estrategias para el diseño de espacios públicos presenta virtudes y condiciones; partiendo por colocar al enfoque de género como una herramienta concreta posible de materializar, con una participación activa y vinculante de un grupo objetivo (mujeres); requiere voluntad política de cada institución que interviene la ciudad,  donde se prioricen gestiones y recursos; que exista apertura hacia una gestión colaborativa y trabajo multisectorial;  y que pueda ser considerado una buena práctica a replicar en distintos contextos sociales-urbanos.

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