Jueves, Noviembre 21, 2024
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El emprendimiento, ¿es solo para valientes?

Paula Barrios Goio. Propulsora del empoderamiento femenino, Metropolitan Chair Financial Empowerment  G100. Socia de empresa de asesoría e intermediación financiera Bcorp Spa. Speaker  de talleres de educación financiera para emprendedores y Fundadora del Podcast  Liderarte, el arte de elegir tu vida. Co Founder de la Corporación Impulsa Vichuquen,  Mentora en ChileConverge.

Muchas veces idealizamos el emprendimiento y se ha convertido en un tema recurrente para quienes quieren lograr esa anhelada independencia laboral o cumplir ese sueño personal. Sin embargo, este camino está rodeado de mitos y creencias que, lejos de ayudar, pueden desmotivar o confundir a quienes deciden tomar el camino del emprendimiento.

A lo largo de mi experiencia, he visto cómo algunos de estos paradigmas limitan el crecimiento, sobre todo de mujeres que, motivadas por sus ideas, se enfrentan a barreras invisibles pero muy poderosas.

He escuchado de todo, pero uno de los mitos más comunes es que “emprender es solo para personas valientes y seguras de sí mismas”!!!. La realidad es muy distinta. Nadie tiene una seguridad a toda prueba cuando inicia un proyecto, y el miedo al fracaso es una constante, incluso para los más experimentados. Lo importante no es tener dudas, sino aprender a gestionarlas y avanzar a pesar de ellas. Emprender implica tomar decisiones, a veces en terrenos que desconocemos, y eso inevitablemente genera incertidumbre. Pero es en ese proceso donde se aprende y se desarrolla la resiliencia.

Como dijo Henry Ford, “El fracaso es solo la oportunidad de comenzar de nuevo, esta vez de forma más inteligente”. Esta frase resume lo que muchos emprendedores experimentamos. Sin duda el temor a equivocarse puede paralizarnos, pero es vital entender que cada error es una lección que nos acerca más al éxito. El emprendimiento no se trata de evitar los fracasos, sino de cómo nos levantamos después de caer. Otro paradigma que escuche y que limita el éxito, es la creencia de que “necesitas tener una idea revolucionaria para triunfar”. Si bien algunas startups alcanzan bastante visibilidad, pero no todas las empresas exitosas nacen de conceptos disruptivos. Muchos negocios prosperan mejorando lo que ya existe, ofreciendo un servicio de mayor calidad o resolviendo problemas más comunes, pero de una manera más eficiente. A veces, lo que el mercado necesita no es algo nuevo, sino algo que funcione mejor.

Asimismo, muchas personas también piensan: “necesitas grandes sumas de dinero para emprender”. Si bien contar con capital por supuesto que puede ser útil, esto no es un requisito exclusivo. En la actualidad, existen múltiples opciones para iniciar un negocio con pocos recursos: desde los financiamientos colectivos, hasta programas gubernamentales o incubadoras de negocios que entregan apoyo financiero y mentoría. Yo diría que el verdadero desafío es encontrar formas creativas de hacer que los recursos rindan al máximo.

Ya vimos derribamos algunos paradigmas innecesarios, ahora, ¿Qué aspectos deberíamos prestar atención al momento de emprender? Por propia experiencia les doy algunas sugerencias:

1. Es vital entender al mercado en el que se quiere entrar. A veces, esa pasión por una idea nos lleva a perder de vista la viabilidad del negocio. Investiga a fondo, conoce a tus competidores y entiende QUÉ necesita el público objetivo, son pasos fundamentales que no debes saltarte.

2. La planificación financiera es clave. Muchas emprendedoras incorporan en su proyecto bajos costos y altas ganancias, lo que puede llevar a problemas de flujo de caja. Es importante ser realista con los números, llevar una contabilidad ordenada y, si es posible, buscar asesoramiento de profesionales en esta área. No se trata solo de generar ingresos, sino de saber administrarlos.

3. Como ya lo he dicho antes, es crucial rodearse de una red de apoyo. El mito de la “emprendedora solitaria” es uno de los más dañinos y créanme, no funciona. Ningún emprendimiento crece en aislamiento! Hoy en día existen muchas redes de apoyo para mujeres que emprenden, y aprovecharlas no solo aporta conocimientos, sino también ese impulso emocional que a veces tanto necesitamos. Estar acompañada en este viaje hace que los desafíos sean más llevaderos y las victorias más disfrutables.

4. Y último, pero no menos importante: es necesario hablar de la autogestión. Al emprender, es fácil caer en el agotamiento, pensando que cuanto más trabajes, más rápido llegarás al éxito. Sin embargo, la productividad no está ligada al número de horas que dedicamos, sino a la calidad de las decisiones que tomamos. Cuidar la salud mental, establecer límites y saber cuándo delegar son aspectos fundamentales para mantener un negocio y un estilo de vida equilibrado.

Es importante recordar que el emprendimiento no es un camino derecho sin curvas. Cada proyecto tiene sus propios desafíos y tiempos. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, y eso está bien. Lo importante es estar dispuestas a aprender, a adaptar nuestra visión y a perseverar, aun cuando las circunstancias sean difíciles.

Recordemos queridas lectoras que, al final del día, lo que realmente importa no es no tener miedo, sino avanzar a pesar de él.

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