Alejandra Casanova Henríquez, Arquitecta Universidad del Bío-Bío. Magíster en Gerencia para el Desarrollo. Especialista en Políticas Públicas, Desarrollo Urbano – Territorio y Seguridad Urbana.
El terremoto del 27F del año 2010 generó gran daño en las ciudades de nuestra región, especialmente en el emblemático casco histórico de la capital maulina, y en más de 15 barrios fundacionales, donde buena parte de viviendas, infraestructura de servicios y comercio quedaron dañadas o destruidas.
El duro momento que vivió parte de nuestro país y particularmente nuestra región con el terremoto del 2010, no solo dejó efectos inmediatos tanto en pérdidas humanas, como económicas, laborales, viviendas, infraestructuras públicas y privadas, y otros; sino además generó impactos a largo plazo que hoy se ven reflejados en parte de la capital regional, y que, como una gran herida urbana, evidencia una realidad decadente del casco histórico de la ciudad.
A casi 15 años del desastre natural, este tema aparece cada vez con fuerza no solo en el debate público y privado, sino que, a ojos de la ciudadanía, la percepción de ver el centro de la ciudad en persistente deterioro urbano, resulta desalentador.
De aquí en adelante, abordaremos este tema con un poco más de profundidad, porque amerita entender el contexto general y luego particular. Por ello esta primera parte expone una mirada de aspectos críticos existentes; una segunda parte orientada a mostrar los avances y esfuerzos institucionales públicos y privados que si se han conseguido; y una tercera parte que expone los desafíos pendientes donde es posible avanzar con mecanismos disponibles desde lo público y lo privado.
Partiendo desde los aspectos críticos, lo primero es reconocer lo poco visible del proceso de reconstrucción. Por una parte, la “Recuperación Urbana”, de aquella infraestructura y patrimonio público rescatable, la burocracia de la gestión institucional, con su formalismo y rigidez, ha vuelto lentos y engorrosos algunos procesos administrativos y financieros, impidiendo avanzar con agilidad. Tal es el caso de infraestructura emblemática de la capital maulina, como el Mercado Central Municipal de Talca, con estatus de Monumento Nacional, que lleva dos licitaciones declaradas desiertas para su restauración; las ex escuelas Concentradas -Monumento Nacional- que luego de 14 años actualmente el MOP se encuentra trabajando en el diseño, y la ex Intendencia -Monumento Histórico- que en la actualidad se encuentra en un estado de abandono luego de un proceso inconcluso de recuperación y que eventualmente estaría pronto a retomar su reconstrucción. Radiografía de una gestión urbana que, en 15 años, para estos casos, ha resultado compleja e infructuosa, por lo que hay que redoblar esfuerzos y persistir, es el patrimonio que está en el corazón de los talquinos.
Por otra parte, para la “Renovación Urbana”, orientada a dar un impulso para el nuevo desarrollo del suelo urbano, la existencia de múltiples factores críticos han sido verdaderas trabas. Ejemplo de ello es el alto sobreprecio actual del suelo urbano; los aspectos legales de terrenos sin regularizar, muchos con alta carga tributaria; la falta de delimitación en deslindes; propiedades altamente dañadas sin demoler (algunos con viviendas de emergencia que ya van siendo definitivas); propiedades en procesos judiciales familiares; falta de incentivos en la normativa o regulación desajustada; por citar algunos. Tales condiciones entregan escasas posibilidades de reactivar la economía de la construcción e inversión o se ha visto avanzar con mucha complejidad.
Por último, no menos importante, indicar que la existencia del área comercial depreciada y en decadencia, acrecienta esta herida profunda en el corazón de la ciudad, lo que sumado, en definitiva, ha provocado el desplazamiento de la población hacia otras áreas; agudizando el despoblamiento, la falta de vitalidad urbana y principalmente el desinterés de habitar el centro histórico de la ciudad.
Aun con todo, el corazón de la ciudad sigue latiendo, por lo que es imperativo hoy retomar y fortalecer liderazgos técnico – políticos que asuman esta tarea titánica de reconstruir un centro que puede ser vibrante; recuperar el centro de la ciudad es rescatar nuestra huella esencial de la historia y proyectar hacia el futuro; es mantener viva y seguir construyendo la identidad de nuestra ciudad de la que sentimos orgullo.
En la próxima columna, buscaré hacer justicia al señalar que también existen avances importantes y buenos ejemplos urbanos que ha impulsado principalmente el municipio, junto a algunos sectores institucionales y el ámbito privado, que de manera concreta han contribuido a la Recuperación y Renovación Urbana del centro de la capital maulina. Además, la visión urbana que se está proyectando es alentadora y dan ganas de que tenga más potencia.