Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo, fue decapitado a solo seis días de asumir el cargo, en un acto que evidencia la creciente violencia en Guerrero.
El estado de Guerrero (México) ha vuelto a ser el escenario de la violencia. Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo, fue brutalmente asesinado apenas seis días después de asumir como presidente municipal. La Fiscalía General del Estado (FGE) ha confirmado que Arcos fue decapitado y su cabeza fue dejada sobre una camioneta en la colonia Villas del Roble, en el oriente de la ciudad.
Medios locales como El Universal informaron que este trágico evento ocurrió solo tres días después del asesinato de Francisco Tapia, secretario general de gobierno de la misma ciudad. Ambas muertes han sido vinculadas a la situación de ingobernabilidad y la disputa entre grupos criminales en la región.
Desde su cuenta en Facebook, se lamentó la muerte del alcalde, describiéndolo como un hombre dedicado a su comunidad y comprometido con el servicio público. Alejandro Moreno, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenecía Arcos, también expresó su pesar, calificando a los funcionarios como “jóvenes y honestos” que solo buscaban el progreso de su comunidad. Moreno pidió que la Fiscalía General de la República (FGR) asuma la investigación de ambos crímenes.
La violencia en Guerrero ha ido en aumento en los últimos años, impulsada por la disputa de territorios entre grupos criminales para actividades ilícitas como el tráfico de drogas y la extorsión. Los ciudadanos de Chilpancingo viven en un constante estado de temor ante estos hechos de violencia que parecen no tener fin.