Por Carolina Flores Sepúlveda, nutricionista.
La diabetes tipo 2 es una de las enfermedades crónicas más relevantes del mundo contemporáneo. Su creciente prevalencia, representa un desafío significativo para los sistemas de salud y la calidad de vida de millones de personas.
A medida que aumentan las personas que viven con diabetes también crece la necesidad de entender la enfermedad y sus implicancias, específicamente en esta columna hablaremos sobre la alimentación, tema muy necesario, masivo, pero también lleno de mitos, en los que las redes sociales junto a personas que promueven dietas mágicas o consejos sin respaldo científico, hacen que quienes busquen información la obtengan de distintas fuentes erróneas y que finalmente los confunden y dificultan para poder tomar buenas decisiones.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la insulina, una hormona esencial para regular los niveles de azúcar en la sangre, está estrechamente relacionada con factores de riesgo como la obesidad, sedentarismo, hábitos alimentarios poco saludables y la predisposición genética.
Cuando comemos, los alimentos se descomponen en glucosa, que es la principal fuente de energía para nuestro organismo, absolutamente necesaria, después de comer, el páncreas libera insulina para que la glucosa o azúcar entre en las células, y ser utilizada como energía por todo nuestro cuerpo. Esto mantiene los niveles de azúcar en la sangre dentro de un rango normal.
En la diabetes tipo 2 el cuerpo no utiliza la insulina de manera eficiente y se dificulta mantener los niveles de glucosa normales. Como resultado, la glucosa se aumenta en la sangre, lo que puede llevar a producir complicaciones a corto y a largo plazo, los principales órganos dañados son los ojos, riñones el corazón y los pies.
Es importante saber que la diabetes tipo 2 puede ser silenciosa por mucho tiempo, ocasionando daño sin ser advertido, por lo que es fundamental asistir a controles de salud con regularidad para tener un diagnóstico oportuno.
El diagnóstico se realiza a través de exámenes de sangre, y en ese momento se debe iniciar tratamiento, el tipo de medicamento lo indicara el médico tratante, pero siempre se debe acompañar de actividad física y alimentación saludable.
La Alimentación saludable como pilar del tratamiento
Una dieta equilibrada es fundamental para controlar los niveles de glucosa en sangre y prevenir complicaciones. La alimentación adecuada no solo ayuda a regular la glicemia, sino que también influye en otros aspectos de la salud, como el peso corporal, masa muscular y la salud cardiovascular. A pesar de la importancia de la alimentación, existen muchos mitos que rodean la dieta de las personas que viven con diabetes, lo que puede llevar a confusión y prácticas poco saludables.
Mitos sobre la Alimentación en la Diabetes
“Comer mucha azúcar provoca diabetes”: Esto no es así, la ingesta excesiva de azúcar por sí sola no produce diabetes, si es una conducta poco saludable que puede llevar al exceso de peso y junto al sedentarismo y a una predisposición genética aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, pero también se puede dar este fenómeno por la ingesta de otros alimentos en exceso.
“Las personas que viven con diabetes no pueden comer carbohidratos”: Este mito es uno de los más perjudiciales. Los carbohidratos son la principal fuente de energía y no deben eliminarse de la alimentación. En lugar de eso, es fundamental conocer las cantidades que son necesarias para la alimentación de cada persona y optar por carbohidratos complejos, como los granos enteros, las legumbres y las verduras.
“Las frutas son malas para los diabéticos“: Este mito es muy común, en muchos casos entregados por personal de salud, lo que puede llevar a la eliminación de alimentos saludables. Las frutas son ricas en fibra, vitaminas y minerales, y deben ser parte de una dieta saludable. Si bien contienen azúcar, en este caso fructosa que es el nombre que recibe el azúcar de la fruta, esta no se encuentra sola, sino en conjunto a otros nutrientes que ayudan a que ese azúcar se pueda utilizar de buena manera por el organismo, además podemos hacer su ingesta más saludable eligiendo frutas crudas, con su cascara y en las porciones adecuadas, evitando cocerlas o licuarlas.
“Los productos ‘sin azúcar’ son siempre mejores”: Esta creencia puede ser engañosa, y en muchos casos el etiquetado nos confunde, por ejemplo al decir light un alimento puede contener azúcar, o un producto que diga sin azúcar no significa que sea saludable, puede tener muchas más calorías que el que contiene azúcar, o incluir ingredientes ultraprocesados, por lo que la educación en este ámbito es importante, así como aprender a leer el etiquetado nutricional , también en este aspecto nos apoya la regulación vigente que existe en nuestro país con los sellos de advertencia, que indican cuando un producto es “alto en..”, por los que debemos elegir los productos con menos sellos, eso puede ser un ayuda en el supermercado.
“Si tengo diabetes, debo seguir una dieta estricta, restrictiva y preparar la comida separada del resto de la familia.”: Este mito puede generar ansiedad y miedo. No se debe seguir una dieta restrictiva, todo lo contrario, es importante incorporar una variedad de alimentos, en muchos casos más tipos de alimentos a los que las personas ya comen habitualmente. Una alimentación equilibrada es la base para que sea saludable y del mismo modo debemos incorporar a la familia en este proceso, no hay alimentos que sean exclusivos para las personas que viven con diabetes y si los cambios que se hacen son en dirección a una alimentación saludable toda la familia se beneficia de incorporarlos, ya que también es una forma de prevenir la aparición de diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas.
“Los diabéticos no pueden comer pan”: El pan en un alimento muy satanizado, y comúnmente eliminado de la dieta con la intención de ser más saludables, pero esto no es necesario, lo primero es optar por cambiar a panes hechos con harinas integrales, lo que mejora su calidad nutricional y disminuye el impacto en la glicemia, ahora bien, si a alguna persona le gusta el pan blanco y no quiere cambiarlo podemos definir la porción a consumir y utilizar un agregado con proteína o palta, que enlentece la liberación de glucosa, eso depende de los gustos y preferencias, ya que los cambios deben ser permanentes en el tiempo y las decisiones y acuerdos se tienen que mantener, si resulta engorroso, difícil o complejo con el tiempo abandonará el cambio y no tendrán los beneficios.
“Los diabéticos no pueden comer harinas”: Las harinas blancas elevan la glicemia después de su ingesta pero también podemos modificar este evento por ejemplo cambiándolos por harinas integrales, disminuyendo la porción o incluso modificando el tipo de cocción o mantenimiento, otro ejemplo es consumir fideos blancos preparados el día anterior, y refrigerados, incorporados en una ensalada tiene un impacto glicémico similar a los fideos integrales, estas son estrategias para poder incluir todos los alimentos en la dieta, además no es lo mismo comer 1 taza de fideos a comer 3 tazas del mismo producto.
“Los diabéticos deben comer cada 3 horas”: Este mito sugiere que se debe comer con frecuencia para mantener estables los niveles de glucosa. Sin embargo, la frecuencia de las comidas varía según las necesidades individuales, si pasan hambre entre comidas, horarios de trabajo y tratamiento médico. Algunas personas pueden beneficiarse de tres comidas equilibradas al día y lograr en ellas distribuir los carbohidratos que se necesitan, mientras que en otras pueden necesitar snacks o colaciones saludables entre comidas, pero todo depende de cada persona, por ello las recomendaciones son individuales.
Cuál es la realidad de la alimentación en personas que viven con diabetes tipo 2.
Una dieta balanceada es transcendental, los componentes claves de esta incluyen:
Frutas: Incluir una variedad de frutas en la dieta es esencial. Optar por frutas frescas, con cascara y de temporada, conocer las porciones necesarias nos ayuda a mantener un nivel adecuado de glucosa.
Verduras: Las verduras son bajas en calorías y ricas en fibra, lo que las convierte en un excelente componente para el control de peso y la saciedad. Incorporar una amplia variedad de colores y tipos en las comidas es una estrategia eficaz.
Granos integrales: Elegir granos integrales sobre granos refinados aporta más nutrientes y ayuda a estabilizar los niveles de glucosa. Ejemplos incluir arroz integral, fideos integrales, quínoa y avena tradicional.
Legumbres: Las legumbres son una fuente excelente de proteínas y fibra. Incorporar legumbres en las comidas puede mejorar la saciedad y proporcionar la energía necesaria, siempre se deben acompañar con un cereal como ejemplo lentejas con arroz o porotos con tallarines, con esta mezcla logramos una buena calidad de proteínas provenientes de la preparación, se sugiere consumir 2 o 3 veces a la semana.
Pescados: Incluir pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, atún y jurel, contribuye a la salud cardiovascular, que es importante para quienes tienen diabetes, debemos prepararlos sin freír y consumirlos mínimo 2 veces a la semana.
Grasas de buena calidad: Preferir las llamadas “grasas buenas” como el aceite de oliva, palta, frutos secos, por sobre las grasas saturadas, de origen animal o frituras.
Hidratación: Beber suficiente agua a lo largo del día. Limitar las bebidas azucaradas y alcohólicas.
La porción es importante: Controlar las porciones es esencial. La cantidad de alimento que se consume en un tiempo de comida puede tener un impacto significativo en los niveles de glucosa en sangre. Usar platos más pequeños y leer las etiquetas de los alimentos puede ser útil para manejar las porciones.
Anticipar: Una estrategia muy buena es planificar y preparar tus comidas con anticipación, esto puede ayudarte a tomar decisiones más saludables y evitar improvisar y recurrir a la comida rápida.
Más allá de la Alimentación, buscamos un Estilo de Vida Saludable
Si bien la alimentación es un pilar fundamental en el manejo de la diabetes, no es el único aspecto a considerar. La actividad física regular es indispensable para mejorar la sensibilidad a la insulina, mantener o aumentar la masa muscular y mantener un peso saludable.
El sueño adecuado también juega un papel importante. La falta de sueño puede afectar la regulación de la glucosa y aumentar el riesgo de complicaciones. Establecer una rutina de sueño saludable y asegurarse de dormir lo suficiente es necesario para el bienestar general.
El diagnostico de diabetes es un impacto en la vida de las personas, desde el punto de vista emocional es un desafío, tener un sistema de apoyo, ya sea a través de familiares, amigos o grupos de apoyo, puede ser de gran ayuda. Compartir experiencias con otros puede brindar un sentido de comunidad y reducir la sensación de aislamiento.
La educación y la prevención son fundamentales para controlar el avance de la diabetes tipo 2, para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. En este contexto, el personal de salud juega un importante papel. Su función no solo se limita al tratamiento de la enfermedad, sino que se extiende a la promoción de hábitos saludables y la educación continua de la comunidad.
La diabetes tipo 2 es una condición compleja que requiere un enfoque multidisciplinario para su manejo. Desmentir los mitos sobre la alimentación es indispensable para empoderar a las personas y que puedan llevar una vida saludable. Una dieta equilibrada, el ejercicio regular y el tratamiento médico son componentes clave para vivir plenamente con esta enfermedad.
Al final, no existe una dieta específica, un desafío en 30 días, un gurú, ni una pastilla mágica para el tratamiento de la enfermedad, la comprensión, la moderación, el conocimiento y la búsqueda de un estilo de vida saludable son las claves para manejar la diabetes y mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta condición, la invitación es a adquirir conocimientos de fuentes confiables, siempre seguir los consejos del personal de salud, y si es de alimentación el profesional nutricionista es el indicado para educar en este tema.