Por Paula Barrios Goio. Propulsora del empoderamiento femenino, Metropolitan Chair Financial Empowerment G100, socia de empresa de asesoría e intermediación financiera Bcorp Spa, relatora de talleres de educación financiera para emprendedores y Co Founder de la Corporación Impulsa Vichuquen, Mentora en ChileConverge.
Quizás no sepas que lo estás haciendo, así que partamos por el principio: ¿qué es auto boicotearte? Es el sabotaje que nos hacemos nosotras mismas, es ponerse trabas o creer que la meta que nos hemos puesto, no la lograremos, es literalmente: dispararte en el pie.
¿Ahora sí te suena familiar? ¿Te ha pasado que estás frente a un desafío (trabajo, académico o personal) y comienza tu diálogo interno a repetirte un discurso? Ese diálogo o voz interior donde se te anticipan los escenarios negativos y probablemente, lo que querías lograr terminas o abandonándolo o haciéndolo no tan bien como esperabas.
Parte del empoderamiento, es conocerse uno misma y ahondar en estos temas que son tan comunes y que muchas veces se nos van de las manos por no aprender a manejarlos.
Escuchaba un podcast hace unos días donde decían que las personas narcisas no sufren de auto boicot, porque están tan seguros de que todo lo que hacen les resulta perfectamente, que es muy difícil que no les resulte. Pero esto sólo le pasa a este pequeño grupo, al resto de nosotras, nos toca trabajar sobre este diálogo interior negativo.
Por ejemplo, cuando debes presentarte a una entrevista de trabajo o hablar frente a una audiencia o quizás vas a rendir un examen y comienza esa conversación en tu cabeza a subir su voz a todo volumen, a hablarnos de lo mal que piensa de nosotros la persona que está frente. En tu interior suena algo así: “seguro también piensa que no estoy calificada para este trabajo, que estoy equivocada en lo que digo o que estoy tan nerviosa que es obvio que me voy a olvidar de las respuestas o lo que estoy diciendo”.
Por otra parte, tu mente enciende alarmas: “¡Es verdad! No estás lo suficientemente preparada para este cargo”, “Reconoce que no estudiaste tanto esta materia”. Y este tipo de frases, mis queridas lectoras, es el tiro de gracia cuando ya crees con toda seguridad en lo que dijo tu voz interna sobre lo que está pensando la persona del frente.
Bueno, debo decirte que todo eso solo sucede en nuestra mente, nadie sabe lo que pasa en tu cabeza, por ende, la persona del frente no tiene peregrina idea de lo que sabes o no, menos sabes lo que piensas y ¿sabes por qué? ¡¡¡Porque no leemos la mente de las personas!!!
Pero con este auto boicot comienza una rueda que es difícil de abandonar.
Es por estas razones que debemos comenzar a identificar nuestro auto saboteador interno, por ejemplo: Quiero vacaciones, pero como está “mala la cosa” no puedo…
y no haces nada para ahorrar dinero para poder lograr esas vacaciones. Si me pasa algo: “Es lo que me tocó” Esas trampas auto boicoteadoras debemos enfrentarlas y manejarlas.
Para trabajar esto que nos pasa, debemos conocernos, cuales son nuestras expectativas, nuestros objetivos, nuestras metas.
Ajustar nuestras expectativas puede ser un buen comienzo. Revisar si nuestros objetivos son tan altos que es poco probable que no los cumplamos.
Ojo, no digo que no nos desafiemos, pero debemos ponernos metas reales. Por ejemplo, tener la visión que una vez que haya creado mi negocio, voy a tener alto número de ventas todos los días. Eso no será posible ya que es probable que el domingo no trabaje, es probable que no venda siempre una gran cantidad. Por eso, debo ajustar mis expectativas a lo que sí es razonable que pueda vender, además puede ser que nos frustremos por no llegar a cumplirlas.
Esto también pasa también en el ámbito personal, por ejemplo, si tuviste una ruptura dolorosa, decides no involúcrate con nadie por miedo a sufrir de nuevo. Esa mala experiencia que viviste, ¡No significa que te volverá a pasar!
Así que chicas, recuerden que la persona que este en frente tuyo, tiene su propia historia, sus preocupaciones, sus miedos y está bastante lejos de ver las tuyas, ya que todavía no hemos aprendido a leer las mentes.