Se cree que esta tradición tiene sus raíces en las costumbres judías de cubrir los objetos sagrados en señal de respeto y duelo.
Este velo se mantiene hasta la noche del Sábado Santo, durante la celebración de la Vigilia Pascual, momento en el que se descubren las imágenes para anunciar la resurrección de Cristo.
Este gesto aparentemente misterioso tiene raíces profundas en la liturgia católica y se remonta a siglos de historia religiosa y cultural.
En tal sentido es común ver cómo las imágenes religiosas, incluyendo estatuas y crucifijos, son cubiertas con telas en muchas iglesias alrededor del mundo.
El tapado de santos durante la Semana Santa representa un período de luto y reflexión en honor a la pasión y muerte de Jesucristo, el color de las telas que generalmente son oscuras significa el luto por la muerte de Jesús en la cruz y la espera anticipada de su resurrección en el Domingo de Pascua.
Esta vieja costumbre de velar imágenes religiosas tiene por intensión el ayudarnos a enfocarnos en el aspecto penitencial de esta temporada litúrgica. Nos recuerda de una manera visual que nuestra fe en toda su gloria solo es posible a través de la obra de Cristo en su sufrimiento y muerte en la cruz.
Así como la Iglesia de cierta forma “simplifica” el santuario en estas últimas semanas de Cuaresma con el fin de centrarse en el aspecto penitencial de la temporada, también podemos simplificar nuestros hogares cubriendo con ropas moradas los crucifijos y otras imágenes sagradas.