Durante el viernes de la Semana Santa, la Iglesia Católica instruye a sus seguidores a practicar el ayuno y la abstinencia de carne, como acto de penitencia.
El Viernes Santo representa una de las principales conmemoraciones del Cristianismo, llamada Semana Santa. En esta jornada, se evoca la crucifixión y muerte de Jesús de Nazaret. Como acto de penitencia, la Iglesia Católica instruye a sus seguidores a practicar el ayuno y la abstinencia de carne.
Este día se destaca por el recuerdo del vía crucis, el doloroso camino que Jesús emprendió llevando el madero sobre el cual sería crucificado. Su sacrificio en la cruz y su posterior sepultura conforman el epicentro de la Semana Santa.
El Viernes Santo representa el punto culminante del sufrimiento y la muerte de Jesús. Es un día de profundo luto, sin celebración de la misa, sino más bien un ritual de oración. Es el único día del año en que la Iglesia no celebra la Eucaristía, como expresión de duelo.
Durante este día, se lee la Pasión según San Juan y se lleva a cabo una ceremonia continua de arrodillarse y levantarse mientras se reza por diversas intenciones. La adoración solemne de la Cruz ocupa un lugar central en esta conmemoración. Por la mañana, se dedican prácticas piadosas como el Vía Crucis, visitas a monumentos y procesiones penitenciales.
La Semana Santa rememora los últimos días de Jesucristo en la tierra, centrándose especialmente en el Viernes Santo para recordar su Pasión: desde su aprehensión hasta los interrogatorios de Herodes y Pilato, la flagelación, la coronación de espinas y finalmente la crucifixión.