Domingo, Noviembre 24, 2024
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A favor de Chile

Artículo de opinión por Patricia Francisca Labra Besserer, abogada.

La decisión de respaldar o no la Constitución propuesta hoy va más allá de etiquetas superficiales o caricaturizar el texto como sectores de izquierda intentan hacerlo, incluso en la franja política. Quieren jugar al empate con el fracasado y deplorable proceso y proyecto de la pasada Convención, en el que nos trataron de convencer para aprobar un pésimo texto diciéndonos que cualquier cosa era mejor que una Constitución hecha por 4 generales. ¿Y ahora ya no les molesta la legitimidad de origen? Parece que a algunos les gusta la democracia solo cuando tiene resultados que les acomodan. 

Y es por eso que no podemos volver a tomarnos este proceso a la ligera. Nos encontramos en un momento crucial que requiere una evaluación global y una mirada histórica para discernir el camino que ofrece un desarrollo integral para nuestro país. Ya perdimos una oportunidad el año pasado y creo que no nos queda margen de error para volver a equivocarnos. Ahora es el momento de cerrar la discusión constitucional.

Diseñar y conservar una Carta Fundamental fue, es, y será complejo. En este contexto, es esencial preguntarnos si la propuesta actual recogió las principales demandas ciudadanas que quedaron patentes a propósito del rechazo a la Constitución refundacional de quienes se creían superiores moralmente. Cabe preguntarse entonces ¿Puede esta nueva Constitución ser el punto de partida -por ejemplo- hacia un camino que permita revertir el avance de la delincuencia en Chile? Sí. Porque esta propuesta es un texto habilitante, que fijará las directrices y bases de la institucionalidad de un Estado mandatado a resguardar la seguridad de la población y la paz social, independiente del gobierno de turno. ¿Puede darnos la certeza de la propiedad de nuestros fondos previsionales? Sí, porque los resguarda constitucionalmente. Éstas y otras interrogantes son las que debemos tener en cuenta al analizar el texto propuesto.

Reconozco que nuestra sociedad está polarizada y que alcanzar un consenso ideal es difícil. Sin embargo, la nueva propuesta no es ni una repetición del pasado ni una réplica de la Constitución actual. No representa retrocesos y aborda problemas persistentes que nos están afectando directamente. Se hace cargo de desafíos como el fortalecimiento de la democracia, cambios en el sistema político para descentralización y modernización, avances en sostenibilidad, erradicación de la corrupción, resguardo y garantía de nuestros derechos y libertades, nombramientos en cargos públicos y judiciales por mérito y no por pituto, seguridad pública, equidad de género, entre otros. ¿Con disposiciones meramente programáticas? No, porque lo hace con normas concretas: creación de la Defensoría de las Víctimas (sí, la misma que quienes ahora llaman a votar En Contra nos rechazaron decenas de veces), pronta expulsión de inmigrantes ilegales que no sean solicitantes de asilo o refugio, reducción del número de parlamentarios, creación de la Agencia Nacional Contra la Corrupción, consagración de las iniciativas ciudadanas de ley, creación de un órgano autónomo para nombrar a los jueces, creación de Fiscalías Supraterritoriales para perseguir delitos de alta complejidad, creación de un plan universal de salud sin discriminaciones, consagración del derecho a la vivienda adecuada y con preferencia propia, acceso equilibrado de hombres y mujeres a cargos y participación en la vida nacional, y otras más que podrá encontrar si lee el texto propuesto.

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