Artículo de opinión por Jorge Navarrete Bustamante, Director Magister en Gestión y Políticas de la FEN, Universidad de Talca.
Mañana se cumplen 50 años del golpe de estado.
Ello le reportó dolor a algunos, e incremento de su patrimonio material a otros.
Hoy, todos -salvo el partido republicano- concuerdan que toda problemática en democracia debe resolverse con democracia; que los derechos humanos deben respetarse en toda circunstancia; que la violencia política es inaceptable; y la necesidad de “fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias” …
¿Cuál es entonces, la dificultad para unirse y rubricar un documento, la “Declaración de Santiago”, que puede contribuir a unir a todas las chilenas y chilenos respecto de objetivos tan esenciales para la paz y concordia en nuestra polis?
La respuesta radica en la febril coyuntura, y la acendrada lógica mezquina del ganar-perder de algunos partidos políticos.
Y claro, esa irresponsable vocación de división se expresará en firmas por separado de una declaración por parte de partidos políticos que, debiendo ser unificada por lo indispensable en toda genuina democracia, la socavan en su estructura, abriendo paso al populismo, integrismo y fundamentalismo que vulneran la convivencia y la paz social.
Con inigualable desquicio quienes se niegan a firmar unidos con todas las colectividades políticas, piensan que se salvarán ante el juicio de la historia o del “meme” reduccionista, al justificarse: “nosotros ya firmamos nuestro inalterable compromiso con la democracia y con los DDHH aunque no en La Moneda, ni tampoco con el presidente democráticamente elegido porque el clima político no era bueno”…
Tan débil argumentación no son más que pretextos coyunturalistas, a la espera que pronto pase “la” fecha y todo se olvide…
Mala cosa esa…
Es que tal infamia de la división divorcia a Chile en bandos irreconciliables; desprestigia a la política como ese “Arte de Gobernar”; y presagia la muerte de la democracia por otro golpe de estado.
Por el contrario, el Presidente Piñera y la Presidenta Bachelet, han intentando infructuosamente se firme un compromiso unitario… El senado está realizando un símil, aunque paralelo… No se ha aprendido nada.
Amiga y amigo lector, que se entiende a la oposición de “Chile Vamos” (UDI, RN y EVOPOLI) la presión ultraderechista del partido republicano; empero en política es mejor asumir un coraje moral que arrepentirse toda la vida.
Ergo, entiéndase por favor, de una buena vez, lo que nuestra Patria exige: templanza, capacidad de dialogo, y visión compartida plasmada en compromisos y acciones axiológicas como los antes señaladas.
Si se logra ello (después del envío de esta sencilla columna), indudablemente cada maulina y maulino, les reconocerá positivamente la lección aprendida de intentar impedir en el futuro la reincidencia de otro golpe de estado, y por su genuino amor por Chile y de su gente.
Al final del día, como dice la filósofa Adela Cortina, deben comprender los divisionistas y negacionistas que: “No se construye una sociedad democrática con mediocres sino con excelentes”.