Artículo de Opinión por Érika Yazmín Zárate Villa, Jueza de Distrito especializada en Ejecución de Penas en la Ciudad de México, comisionada para el desempeño del cargo de Secretaria de Estudio y Cuenta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Existe una disciplina que se ocupa de la historia del Derecho, de sus instituciones y sus figuras jurídicas, generalmente los estudiantes del Derecho dedican parte de su preparación a esos temas, los profesionales del Derecho acuden a esa historia para conocer integralmente cada parte del Derecho y resolver problemas.
Sin embargo, hoy me interesa reflexionar de la historia en sentido general, esos hechos que marcan a una sociedad.
Los acontecimientos dañinos para la sociedad ponen a prueba las instituciones jurídicas y a los operadores jurídicos. Analizar sus acciones ante esas situaciones es una enseñanza para los que formamos la sociedad, para saber qué más exigirles o conocer los déficits del respeto a los derechos humanos.
Efectivamente, conocer los hechos históricos del contexto cercano y de lugares lejanos nos permite unirnos como sociedad y no permitir abusos. Un ejemplo es lo que sucedió el 21 de marzo del año 1960 en el barrio Shaperville, de la ciudad de Johanesburgo, capital de África del Sur, día en el que casi veinte mil personas iniciaron una protesta pacífica contra la “Ley de pase” del régimen del Apartheid, una especie de identificación que limitaba a las personas por razones de color de piel, la policía reprimió la manifestación asesinando a 69 personas. Ese hecho nos permite siempre defender que todas las personas son iguales y no hay niveles o jerarquías de personas, que las diferencias naturales de cada persona no las hace ni más ni menos.
Esa es la historia que yo les invito a no olvidar nunca y que ese tipo de hechos no sólo se recuerden el día de su conmemoración o cada que escuchemos que es “el día…”, como sociedad debemos aprender y si es necesario pedir cuentas.