Artículo de opinión por Magno Cofré Reyes, Docente Facultad Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Talca.
En su libro “Capitalismo y Libertad” (1962), Milton Friedman (Premio Nobel de Economía en 1976), defendió la idea de que la principal responsabilidad de las empresas era maximizar las ganancias para sus accionistas, dentro de los límites legales y éticos, y que esto a su vez llevaría a una mayor eficiencia y bienestar general de la sociedad.
Este mismo autor, explica que para asegurar esta libre competencia debían darse algunas condiciones como por ejemplo: un Estado que garantice condiciones de juego limpio para todos, incentivos a empresas para invertir, acceso a la información, propiedad y control descentralizados, precios que se ajusten a la oferta y demanda, así como una debida protección de los derechos de los consumidores.
En síntesis la Libre competencia es del todo deseable, pues asegura el derecho de todas las empresas y personas a participar con eficiencia y en igualdad de condiciones en las actividades económicas, y de esta forma ofrecer productos y servicios con la mejor combinación precio, calidad, seguridad, variedad e innovación, maximizando el bienestar de los consumidores y de la sociedad en general.
Por otro lado la concentración en Chile en determinadas industrias, y por determinadas empresas, no permite que la libre competencia sea un factor que facilite el anhelado bienestar de los consumidores, pues quien tiene el poder de una alta concentración en un mercado (en donde pocas empresas tienen un porcentaje alto de las ventas totales), facilitará que: conductas oligopólicas o monopólicas finalmente se traduzcan en cobros de precios sustancialmente elevados. Exactamente todo lo contrario a lo que apuntaba el autor aludido en el comienzo, y por lo tanto, propiciando , de alguna forma, la caída del bienestar social.
El lector de esta columna, recordará las tristemente famosas, colusiones del confort, pollos, supermercados, farmacias, etc. Todas ellas, facilitadas por pertenecer a industrias con alta concentración, condiciones propicias para: creación de carteles, fijación de precios, colusiones y reparto del mercado, sólo como ejemplo: las 3 cadenas de farmacias , (Ud.ya sabe cuáles son), se reparten el 96% del mercadonacional.
El lector tendería a pensar que estas prácticas, son parte del pasado y que los empresarios, aprendieron la lección, pues la evidencia demuestra esas práctica, siguen tan vigentes como antes, sólo que un poco mássofisticadas. Para muestra un botón…
Hace un par de días la FNE (Fiscalía EconómicaNacional), presentó un requerimiento ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) contra la Compañía ligada al grupo Luksic (CCU S.A.), con una multa a beneficio fiscal de 6.700 Unidades Tributarias Anuales (UTA), equivalentes a poco más de $ 5 mil millones, no sólo por incumplir compromisos adquiridos en una infracción anterior (2008), por prácticas que atentaban la libre competencia en el mercado de la cerveza, sino que una nueva investigación iniciada en el 2019 logró establecer que en la actualidad esta misma empresa, exige a hoteles, bares, pubs y otros puntos de ventas similares, condiciones de venta y publicitarias en términos de exclusividad, buscando con esto entorpecer, restringir e impedir la venta de cervezas de otras compañías. La misma investigación determinó que estos abusos, se cometían en el canal de ventas donde CCU S.A,,posee el 90% de las ventas medidas en volumen.
En tal sentido, cobran suma relevancia, la ley contra delitos económicos aprobadas en el congreso y promulgadas por este gobierno, así como también la labor de instituciones como la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC), en orden a investigar y sancionar estos casos que de tiempo en tiempo salen a la luz pública y salpican la tantas veces cuestionada ética de algunos grandes empresarios de nuestro país.
