Académicos UMAG y de la UTalca llevan adelante la investigación que busca identificar alternativas para hacer frente a los fenómenos de rachas de viento de mayores velocidades, fenómenos que afectan el funcionamiento de las turbinas de los parques eólicos, los que son fundamentales para la producción de hidrógeno verde.
La Región de Magallanes y de la Antártica Chilena poseen uno de los mejores recursos eólicos a nivel nacional, estimándose el potencial en 126.000 MW, lo que representa cinco veces la capacidad instalada de la matriz eléctrica nacional (SEN y los sistemas medianos de Aysén y Magallanes) a finales de 2020, según cifras del Ministerio de Energía.
En cuanto a la energía eléctrica eólica generada, esta podría llegar a 541.581 GWh al año (siete veces la generación de la matriz eléctrica actual), lo que se traduciría en una producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno verde anual total en la dicha zona, que podría significar que Chile pase del actual 0,1% de producción global a un 13% aproximadamente. Sin embargo, todas estas proyecciones podrían verse afectadas por un factor externo: el cambio climático, el que estaría influyendo en la variabilidad del viento en la zona.
El proyecto anillo “Centro de investigación multidisciplinaria en tecnologías energéticas inteligentes y sostenibles para regiones Subantárticas bajo crisis climática”, adjudicado por la Universidad de Talca estudiará justamente los cambios en la variabilidad del sol y del viento en las regiones del Maule y de Magallanes, y cómo afectaría a las instalaciones fotovoltaicas y eólicas.
Como consecuencia del cambio climático, se ha podido observar en la zona austral un incremento en las ráfagas de viento y, que, si bien esto pareciera ser algo beneficioso para los sistemas eólicos, en realidad no lo es, ya que el viento muy fuerte hace que las turbinas no tengan la capacidad de poder girar a una alta velocidad, por lo que deben ser desconectadas.
Esto afecta no sólo el desempeño del sistema eólico y su vida útil, sino que también económicamente a la empresa que está generando a través de esta fuente de energía. “Queremos ver cuáles son las alternativas que tenemos, para integrar la energía eólica a la producción de hidrógeno verde, hacer que ésta sea más sostenible en el tiempo, que se adapte mejor a las condiciones de viento que tenemos; y ver y estudiar qué configuraciones de topología de convertidores, técnicas de control o de sistemas en general son requeridas para poder asegurarnos que, estas fuentes, de energía puedan operar normalmente”, explicó.
En relación con el despliegue de los parques eólicos que se proyectan, Vidal dijo que el estudio aportaría a determinar si, efectivamente, se va a producir un tipo de impacto y “ver qué propuestas de ingeniería podemos hacer para aumentar su rango de funcionamiento”.
En este momento hay siete proyectos de producción de hidrógeno y derivados en Magallanes. Y según Vidal “si solamente la primera etapa comercial de estas iniciativas se llegara a concretar, tendríamos 12 GW de potencia eólica instalada en la región. Hoy la potencia instalada total en Chile son 6 GW, es decir estaríamos duplicando la capacidad instalada en el país”.