La actividad cerebral es traducida mediante un ordenador que manda señales a la médula espinal.
Un panorama impensable e histórico tanto para la ciencia como para Gert-Jan, un hombre de 40 años que a los 28 años sufrió un accidente en bicicleta que lo dejó parapléjico. Ahora, gracias a la ciencia y esfuerzos de científicas suizos y franceses, Jan puede volver a caminar por su cuenta.
El hecho se debe a dos implantes: uno en la médula espinal y otro en el cerebro. Este último es de alta complejidad, ya que recoge estímulos cerebrales y los traduce en datos digitales tras una fase de aprendizaje tanto del humano como de la máquina, gracias a la inteligencia artificial.
Una vez recibido los implantes, se le solicitó al hombre el “imaginarse caminando”, lo que produjo estímulos, que mediante algoritmos, eran convertidos en datos que más tarde llegaron al implante de su médula espinal y fueron convertidos en movimiento.
Gert-Jan, señala que lo anterior “fue la parte más complicada, pensar en movimiento natural tras 10 años sin intentarlo“, afirmó.
El implante
Todo lo anterior fue posible gracias a un implante de cinco centímetros de diámetro, con antenas. Para su instalación, se realizó una craneotomía, en la que una parte del cráneo fue sustituida por este aparato.
Esta tecnología también podría según sus creadores aplicarse a personas que han sufrido parálisis a causa de un ataque cerebrovascular o han perdido habilidades naturales.