“En los últimos años, los procesos orales han sido un tema de debate constante en la discusión sobre el mejoramiento de la justicia chilena”. Sobre esto y más, el Doctor en Derecho Procesal y académico de la Universidad de Talca, Diego Palomo, realizó un completo análisis.
Uno de los principales argumentos a favor de los procesos orales, es que permiten una mayor participación de las partes involucradas y una mayor transparencia en el proceso judicial.
Sin embargo, también existe un riesgo de excesos de confianza en el papel protagónico que pueden cumplir los jueces y juezas en estos procesos.
En primer término, es importante tener en cuenta que el papel de los jueces y juezas en los procesos orales no puede ser sobrevalorado. Si bien es cierto que tienen un papel crucial en el proceso judicial, no pueden ser los únicos responsables del éxito o fracaso del proceso.
Los jueces y juezas deben actuar como facilitadores del proceso, asegurándose de que se respeten los derechos de todas las partes y de que se sigan los procedimientos adecuados. Pero no pueden ser los únicos responsables de la resolución adecuada y (lo más) justa del caso.
En segundo lugar, los excesos de confianza en el papel de los jueces y juezas en los procesos orales pueden llevar a una delegación excesiva de responsabilidad en ellos. De hecho, en algunos casos, las partes pueden llegar a depender demasiado del juez o jueza para la resolución del caso, en lugar de hacer un esfuerzo profesional serio y riguroso para presentar pruebas y argumentos sólidos. Esto puede llevar a una falta de preparación y una presentación insuficiente de pruebas y argumentos, lo que puede tener consecuencias negativas para el resultado del proceso, primero, y el respeto al deber de imparcialidad, después.
Como sea, los excesos de confianza en el papel protagónico que pueden cumplir los jueces y juezas en los procesos orales pueden tener consecuencias negativas para la justicia. Y lo hemos expuesto en otros lugares.
Es importante recordar que el papel de los jueces y juezas en estos procesos es importante, pero no puede ser sobrevalorado. Las partes involucradas (sus abogados) deben hacer un esfuerzo para presentar pruebas y argumentos sólidos, y el juez o jueza debe actuar como tercero imparcial del proceso, asegurándose de que se respeten los derechos de todas las partes y de que se sigan los procedimientos adecuados.
Diego Palomo
U. de Talca
