Viernes, Marzo 29, 2024
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Pequeños agricultores del Maule Sur, nunca más solos

Por Consuelo Veloso, Diputada Distrito 18

La desalentadora realidad que enfrentan los pequeños agricultores de las provincias de Cauquenes y Linares, mi querido Maule Sur, es preocupante y nos obliga a poner el foco en ello, en ocuparnos y trabajar para ir cambiando este panorama. Una realidad que es heredada por décadas de gestiones deficitarias de los gobiernos predecesores, pero que no por ello vamos a dejar de afrontar con un cambio de mirada y medidas palpables.

Como presidenta de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados y Diputadas, mi énfasis estará centrado en la promoción de la agricultura familiar campesina, tan abandonada en pos de los grandes agricultores, y el impulso de un nuevo modelo agrícola, compatible con los efectos derivados de la crisis climática, como la escasez hídrica que azota a nuestros territorios hace más de una década.

Prueba de ello es la grave situación que enfrentan los pequeños viñateros de Villa Alegre y Loncomilla, debido no solo a la escasez hídrica, sino que a los bajos precios que pagan las grandes viñas ($100 el kilo v/s los $300 de antes), muy por debajo de los costos de producción. Sin contar elementos extras, como los pozos cada vez más profundos que deben realizar los pequeños agricultores para obtener agua o el fenómeno de la falsificación de vino.

Las mujeres huerteras de Chanco son otro gran ejemplo de esfuerzo asociativo, logrado en la figura de una cooperativa campesina. No obstante, se encuentran con obstáculos como el no poder acceder a proyectos de riego al no ser propietarias y estar casadas con sociedad conyugal, o el tener terreno bajo sucesiones no reguladas. Es necesaria la urgente actualización de la política de INDAP con un foco no solo productivo, sino que acorde a la vida rural. Lo mismo con mayores subsidios al riego tecnificado. Así como modificaciones a las licitaciones de JUNAEB debido a la baja calidad de los alimentos para escolares, considerando la producción local de mejor estándar. 

Por su parte, los arroceros de la provincia de Linares -donde se concentra el 80% de la producción nacional- están afectados por la reducción del área de cultivos (20%) debido a la sequía; a una brutal alza de 400% en insumos (fertilizantes, de $32.000 a $125.000 el quintal); escasa mano de obra que ha migrado a cultivos frutales; los bajos precios que paga la industria a los productores, y el alza del petróleo, maquinarias y repuestos. Todo ello repercute en una baja pronosticada de un 30% en las cosechas de arroz.

Por cierto que existen más sectores de pequeños agricultores abrumados por esta realidad en el Maule Sur y el país. Hay mucho por hacer y estas reformas y cambios de paradigma ya se ven reflejados en los lineamientos expresados por el Ministerio de Agricultura. Como, por ejemplo, la promoción de la soberanía alimentaria, el aumento del gasto descentralizado para el desarrollo rural, el potenciar el cuidado de la biodiversidad a través de un pacto ecosocial e industrial en las zonas forestales, y especialmente, bregar por una agricultura verde que aporte a la disminución del efecto invernadero y dé relevancia a la agroecología y a los fertilizantes naturales, tanto con restauración ecológica de suelos, como con forestación nativa.

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